Esta es la décima publicación sobre el tema del aborto, de esta manera concluimos este ciclo de herramientas de auxilio para la atención de las heridas que deja este pecado; bien sea que lo hayas vivido tú o que tengas muy cerca a alguien que lo esté viviendo.
A continuación te daremos tres consejos prácticos para que los tomes en cuenta y los apliques. Uno para cuando finalice cada Eucaristía y, los otros dos, cada vez que vuelvas a recordar episodios de abortos que pudieron marcar tu vida:
1) Al finalizar la Eucaristía:
Debes dar las gracias por todas las bendiciones recibidas. Hacer meditación cerrando los ojos y hablar con Él; orar a Jesús, a quien con tus demás hermanos, has recibido.
2) Oración de alabanza y gratitud:
En adelante, al recordar lo vivido y para curar las heridas y la sanación, harás oración de acción de gracias, recitada o mediante canto.
3) Prevención y cuidados:
El aborto cometido es parte de la historia de quien lo cometió, voluntaria o involuntariamente; por lo que no se borra de su memoria ni de sus recuerdos ese hecho.
Si en tu caso, ya recibiste la absolución del sacerdote por ese pecado, el hecho de que lo recuerdes no significa que todavía cargues con él. Es que de ahora en adelante, será parte de tu historia como testigo de la misericordia divina. Lo que debes hacer es no borrar de tu recuerdo el episodio más importante: el del Sacramento de la Confesión. Él cambió tu vida, porque allí recibiste para siempre el perdón definitivo de Dios.
Para compartir:
1.- ¿Si alguien ha hecho bien el Sacramento de la Confesión, qué debe hacer cuando recuerde los pecados que cometió y que fueron absueltos?
2.- Escriba una oración de alabanza y acción de gracias a Dios, para que la hagas en el instante cuando recuerdes los pecados que te hayan sido absueltos en el Sacramento de la Confesión.
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
Nota: El contenido es tomado de la Guía de Auxilio Espiritual, elaborada por el mismo autor de esta publicación.