Apologética en la Liturgia de la Palabra
Miércoles, II Semana de Pascua. Ciclo A
Lecturas del día: Hch 5, 17–26; Sal 33, 2–9; Jn 3, 16–21
Comentario:
Durante la Pandemia del COVID-19 circuló un meme por las redes sociales donde el diablo le decía a Dios: “¡CON EL COVID-19, TE CERRÉ LAS IGLESIAS!”. Y Dios, con buen humor le respondía: ¡AL CONTRARIO, YO ABRÍ UNA EN CADA CASA!”.
En la primera lectura llama poderosamente la atención cómo Dios liberó a los apóstoles de una cárcel pública de manera milagrosa. Cuando el sumo sacerdote y el sanedrín enviaron a buscarlos esto fue lo que encontraron: “Hemos encontrado la cárcel perfectamente cerrada y a los centinelas fuera, en sus puestos, pero al abrir las puertas no hemos encontrado a nadie dentro” (Hch 5, 23). Ellos los metieron en la cárcel porque predicaban públicamente sobre Jesucristo; y Dios los liberó y los llevó otra vez a predicar en el Templo.
Cuanta inocencia y ceguera en quienes viven día y noche buscando hacerle daño a la Iglesia Católica sembrando calumnias, destruyendo sus imágenes, silenciándola en los colegios, en las instituciones y en las leyes. Silenciaron las campanas de muchos templos católicos en muchas ciudades con ordenanzas públicas, so pretexto de que ocasionan contaminación auditiva e imposición; ¿y creen que con eso van a enmudecer a Dios y a su Iglesia?
La “pandemia” del coronavirus quedará para la historia como recuerdo de cómo el hombre, sin Dios, se autodestruye. La sordera de las naciones aumenta ante el llamado de la Iglesia a respetar la vida desde su concepción y en todas sus etapas, el matrimonio y la familia. Cuando el hombre actúa así, y quiere callar la voz de Dios silenciando e ignorando a sus Ministros en la tierra, siempre tropieza por algún lado: «Os digo que si éstos callan gritarán las piedras» (Lc 19, 40).
Y vino un virus, creado por el hombre, y pretendió callar al hombre de Dios con un tapabocas. Luego, se le vio al hombre en miles de hospitales clamando por oxígeno para poder respirar. La creación clama respeto por la misma naturaleza. Dios no creó el coronavirus, lo hizo el hombre con su idolatría hacia la ciencia y la ambición del poder. Dios permite las pruebas para que el hombre aprenda de sus propias lecciones, a respetar y a valorar la vida humana, la naturaleza, la creación. La ciencia es para el bien del ser humano; pero, cuando echa a Dios de la creación, los resultados son caóticos.
Cuando se le intenta silenciar la voz a la Iglesia Católica, Dios responde por ella; y, si la voz del mundo quiere sobreponerse a la de Dios, la misma Creación lo manda a callar para que escuche a su Creador.
Para compartir:
1.- ¿Quién sale perjudicado cuando el hombre trata de callar a Dios: Dios o el hombre?
2.- ¿Qué lecciones te ha dejado la pandemia del coronavirus?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc