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Liturgia<📖> Apologética
De la Liturgia de la Palabra.
VII Sem. del Tiempo Ordinario
Fecha: 28 de febrero de 2019Comentario: «En la forma en como una persona predica la Salvación en Jesús se nota si es un verdadero Apóstol o un falso Profeta». Con esta tesis podríamos plantear el punto central sobre el que las lecturas de este día (Eclo 5, 1 – 10; Sal 1; Mc 9, 41 – 50) nos invitan a recibir la Palabra de Dios de este día.
Y esto es importante, ya que muchas personas – malentendiendo la Misericordia de Dios – lo vuelven un pretexto para seguir en pecado en lugar de hacerlo el motivo para la Conversión constante en sus vidas.
Así, tan equivocado está el protestante que por decir que ha aceptado a Jesús como Salvador y Señor se piensa con permiso para pecar, como el católico que piensa seguir pecando creyendo que al final de sus vidas Dios lo perdonará con un arrepentimiento hipócrita.
Por esta razón es que se requiere leer, conocer y profundizar la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación que se firmó en 1999 y en cuyo número 15 se muestra que: «En la fe, juntos tenemos la convicción de que la justificación es obra del Dios Trino. El Padre envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. Fundamento y postulado de la justificación es la encarnación, muerte y resurrección de Cristo. Por lo tanto, la justificación significa que Cristo es justicia nuestra, en la cual compartimos mediante el Espíritu Santo, conforme con la voluntad del Padre. Juntos confesamos: «Sólo por gracia mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo que renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos a buenas obras».
Esto implica que la Salvación acogida por la Fe implica la Conversión de Vida como expresión de esta Fe operante, pues si la Salvación no se muestra en la Conversión no es más que la muestra de una hipocresía completa. Esta Salvación implica para el católico como lo pide el Papa Francisco en Evangelii Gaudium números 1 al 3 y el Capítulo VI del Documento de Aparecida un «Recomenzar desde Cristo» que tiene en la vivencia del Kerygma un momento de Gracia muy especial.
Para el Protestante implica que aunque ya su Vida no la viva en pecados graves; sin embargo requiere vivir su Conversión en la Comunidad de Fe donde se encuentran la Plenitud de los Dones y Gracias de la Salvación a través de los Sacramentos, es decir en la Iglesia Católica, cosa que no tiene en su secta o congregación.
Finalmente, implica para aquellos que dicen: con que me porte bien es más que suficiente, reconocer la mentira de esta afirmación y aceptar que la Salvación no es por las propias obras, sino por la Misericordia de Dios que nos ofrece en Jesús abundantemente y que recibimos por Ministerio de la Iglesia.
Preguntas para compartir:
1. ¿Cuánto tiempo llevas dilatando tu Conversión plena hacia Dios?
2. ¿Has creído falsamente que te puedes salvar sólo por «portarte bien»?
Elaborado por:
P. Cristopher Cortés, mfc
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