Pbro. Héctor Pernía, mfc
Guardar el sábado es devolverse al Antiguo Testamento.
(343) Aunque en Ex 20,8-11 y Dt 5,12-15 está mandado guardar el sábado; desde Cristo en adelante, se comenzó a guardar, no el sábado, sino el domingo. Y es por motivos muy contundentes
Un dato muy interesante: ya en la Antigua Alianza se llega a aludir, para la conmemoración de la fiesta de los panes, que no sólo el sábado, sino también el domingo, es un día mandado por Dios para la reunión sagrada y para el descanso de los israelitas. Veamos: “El primer día [de la semana] tendrán una reunión sagrada, así como el séptimo. Ningún trabajo se hará estos días, salvo lo que se prepara para la comida de cada cual… Ustedes celebrarán ese día de generación en generación: este rito es para siempre” (Ex 12, 16-17). Es decir, quienes dejan la Iglesia Católica para ir a lugares de culto donde celebran sólo el sábado, no están cumpliendo el mandato divino de guardar también el domingo como día sagrado.
Si Jesucristo fuese adventista lo expulsarían.
Estos hermanos guardan el sábado de manera muy semejante a las antiguas sectas de los fariseos y escribas, que le daban más importancia al sábado que al mismo Cristo. Conocí un caso de un adventista que le negaba las herramientas a unos agricultores que debían ir a desyerbar y regar una cosecha en el campo, tan sólo porque era sábado; o de otra que faltaba a cuanto examen y día de clases le correspondía ese día en una universidad. ¿Acaso no son continuidad de aquellos primeros con mero cambio de nombre? Ellos siguen las normas del sanedrín judío; con el mismo cuerpo por dentro, pero con distinto camuflaje por fuera.
Si Jesucristo fuese adventista correría peligro entre ellos. No permanecería una semana. Éstas serían las acusaciones en su contra: Los judíos tenían ganas de matarle porque no observaba el sábado (cf. Jn 5,18). Por haber, según ellos, violado el sábado al sanar en ese día a un paralítico, se confabularon para eliminarle (cf. Mc 3,1-6). Los judíos perseguían a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado (cf. Jn 5,15-16). Algunos fariseos decían: “Este hombre no viene de Dios porque no guarda el sábado” (Jn 9,16). ¿Cómo van a decir los adventistas que son cristianos, si para ellos, como para los fariseos, Jesucristo no viene de Dios porque no guardaba el sábado?
Dijo Jesús: “El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo de hombre es señor del sábado” (Mc 2,23-28; Lc 6,5).
¿Sabes por qué se debe guardar el domingo y no el sábado como día del Señor?
(344) Todo cambió con Jesucristo; “él hace nuevas todas las cosas” (Ap 21,5); “un cielo nuevo y una tierra nueva” (Ap 21,1). El cristiano está con Cristo; parte desde Cristo, y no desde Moisés. Devolverse al sábado y anular el domingo como día del Señor es retroceder a los 613 preceptos de la ley mosaica y pretender anular la nueva inaugurada en Cristo. Téngase presente que viven bajo maldición si no cumplen con la misma radicalidad los otros 612 preceptos de esa ley ya derogada (Ga 3,10); y si fallan en un solo de ellos, se hacen culpable de todos (Stgo 2,10). La ley mosaica quedó sin efecto (cf. Hb 10,9; Ga ,1; Col 2,14) porque Cristo la canceló en la cruz e inició una nueva alianza mediante un nuevo pacto sellado con su misma sangre. Porque, como dice en Hb 7,11-12: “cambiado el sacerdocio, necesariamente se cambian las leyes”.
Por lo tanto, imponer el sábalo como ley, es devolverse a la Antigua Alianza y abandonar la Nueva; es desconocer y negar a Jesucristo; y, negarle a Él, es tan igual a no ser cristiano y a no tener al Padre, a no tener a Dios (cf. Mt 10,32-33; Lc 12,8-9).
Otras fuentes bíblicas para explicarte porqué debemos guardar el domingo y no el sábado.
(345) Lo anunció por medio del profeta Oseas: “Haré cesar… sus sábados y todas su solemnidades” (cf. Os 2,13).
Los discípulos se congregaban el domingo y no el sábado para la fracción del pan (cf. Hch 20,7).
“Pablo llamaba a los judíos a abandonar la ley de Moisés y sus costumbres” (cf. Hch 21,20-21).
Si guardan el sábado deberían también guardar el resto de la ley y circuncidarse (cf. Gal 5,3-4).
“Cristo anuló en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos” (cf. Ef 2,15).
Pablo ordenó: “Que nadie los critique por cuestiones de (…) sábados. Todo eso es sombra de lo venidero; pero la realidad es el cuerpo de Cristo” (cf. Col 2,16-17).
“Cristo abroga lo primero (Antigua Alianza) para establecer lo segundo (Nueva Alianza)” (cf. Hb 10,9).
Jesús resucitado no se congregaba con los suyos el sábado; lo hizo consecutivo dos domingos (cf. Jn 20,19-28).
Esta fuente del siglo dos después de Cristo revela que el domingo es el día del Señor.
(346) “El día llamado del sol se reúnen todos en un lugar, lo mismo los que habitan en la ciudad que los que viven en el campo, y, según conviene, se leen los tratados de los apóstoles y los escritos de los profetas, según el tiempo lo permita. Luego, cuando el lector termina, el que preside se encarga de amonestar, con palabras de exhortación, a la imitación de cosas tan admirables.
Y nos reunimos todos el día del sol, primero porque en este día, que es el primero de la creación, cuando Dios empezó a obrar sobre las tinieblas y la materia; y también porque es el día en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos. Le crucificaron, en efecto, la víspera del día de Saturno, y al día siguiente del de Saturno, o sea el día del sol, se dejó ver de sus apóstoles y discípulos y les enseñó todo lo que hemos expuesto a vuestra consideración”[1].
[1] JUSTINO, “Apología en defensa de los cristianos”, 1, 65-67, en «mercaba», <http://www.mercaba.org/TESORO/427-11.htm>, (Ingreso: 29-07-2015).
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