Pbro. Héctor Pernía, mfc
Biblia y Tradición se necesitan.
(83) Como dice el Papa Emérito Benedicto XVI: “Si la Biblia contiene la Palabra de Dios, la Tradición de la Iglesia la conserva y la transmite fielmente, para que las personas de todos los tiempos puedan acceder a sus inmensos recursos y enriquecerse con sus tesoros de gracia. Por eso la Iglesia, “en su doctrina, en su vida y en su culto transmite a todas las generaciones todo lo que ella es, todo lo que ella cree”…”[1]
¿Qué fue primero, la Biblia o la Iglesia?
(84) Un día el padre Luis Toro, sacerdote venezolano, le hizo esta pregunta a un pastor protestante; el cual respondió sin titubear: ‘De lógica que la Biblia, y al leerla, cada uno pasa a ser parte de una iglesia o fundarla, por eso la Biblia la puede interpretar cada uno a su manera’. Y el padre Luis Toro le corrigió diciéndole:
En primer lugar, si revisamos el momento de la fundación de la Iglesia tendremos que revisar Mt 16,18. Y veremos entonces que fue el mismo Jesús quien fundó Su Iglesia en la persona de Pedro y en ese momento aún no existía la Biblia. Solamente teníamos el Antiguo Testamento.
Datos históricos nos dicen que los Evangelios se comenzaron a escribir 30 o 40 años después de la muerte y resurrección del Señor. Y en ese tiempo aún no teníamos la Biblia como tal, pero ya teníamos Iglesia.
El mensaje de Salvación comenzó a transmitirse de palabra, y siguiendo la Tradición que iban recibiendo de los apóstoles, y que ellos enseñaban en cada comunidad a la que iban a predicar (cf. 1Cor 11,2; 2Tes 2,15; 2Tim 2,2; 1Cor 15,3; Fil 4,9).
Luego, los apóstoles seguían acompañando la formación de esas comunidades a través de cartas: a los Corintios, Efesios, Romanos, etc. Pero eran sólo eso: cartas inspiradas por Dios, pero dispersas en esas comunidades. Aún no teníamos Biblia, pero sí teníamos Iglesia.
A partir del año 382 en Roma, y en otros Concilios posteriores, proclamaron solemnemente que los aceptados eran Palabra de Dios, y nació la Biblia; cuya palabra significa: recopilación de varios libros, como una pequeña biblioteca (Ver: GB, N° 86).
Queda claramente demostrado que primero fue la Iglesia Católica, y que fue ella la que hizo la Biblia y dijo: ‘inspirada por el Espíritu Santo’, que lo escrito allí es palabra de Dios. Y hoy día es aceptada como tal, por católicos y otros cristianos no católicos, incluso por aquellos que atacan a la Iglesia Católica, la creadora de esa Biblia en la que ellos creen.
Hay grupos que niegan que la Biblia proviene de la Iglesia Católica.
(85) El príncipe de las tinieblas, valiéndose de sus siervos a los que hace llamar pastores, ha hecho satanizar la historia a sus seguidores para que no conozcan el verdadero origen de la Biblia; y, por otro lado, les hace casi que ‘dogmatizar’ y no ir más allá de las propias ocurrencias personales, para así mantenerles vendados y evitar que descubran la luz de lo que ignoran. Pero aquí pueden quitarse la venda y ver lo que el diablo no quiere que vean: la reveladora prueba y noticia de que el amor que hoy sienten por la Santa Biblia sorprendentemente los ha llevado, aún sin saberlo, a pertenecer mucho más que antes a la Iglesia Católica.
Esta rotunda verdad estremecerá como nunca el piso de los más coherentes y más sensatos de entre estos hermanos; quienes dirán: ‘¡No puede ser! ¡Cuán ciego he sido todos estos años!’ Pero, como seguro querrán datos históricos y exactos que demuestren que la Biblia viene de la Iglesia Católica, aquí se los facilitamos a continuación:
¿Cómo y cuándo nació la Biblia?
(86) Entendiendo como Biblia la lista total y definitiva de los libros inspirados por Dios, su nacimiento se llevó a cabo a partir del siglo cuarto después de Cristo. El tiempo anterior, el Antiguo Testamento y la comunidad cristiana primitiva, los podemos representar con el tiempo de la placenta donde el niño desde su gestación se va poco a poco formando y preparando para su nacimiento.
Siglos I y II: Entre finales del siglo primero y comienzos del segundo, de la fe transmitida mediante la tradición oral y escrita, los primeros discípulos recogieron de manera escrita los evangelios y las cartas que hoy nos dan a conocer a Cristo.
Siglos IV y V: Entre los años 382 y el 419 d. C. la Iglesia Católica estableció el canon de la Biblia, con la lista de 73 libros sagrados (46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo). Esto se llevó a cabo en cuatro Concilios:
- Concilio de Roma (382 d. C): convocado por el Papa Dámaso I. Encargó a su secretario San Jerónimo la traducción completa de la Biblia del griego al latín (La Vulgata).
- Concilio de Hipona (393 d. C.): ciudad donde nació San Agustín.
- Concilio de Cartago (397 d. C).
- Concilio de Cartago (419 d. C): estuvo San Agustín presente defendiendo el Apocalipsis como libro inspirado por Dios.
- El Papa que concluyó el proceso fue el Papa San Bonifacio I. Treinta y siete años de paciente discernimiento, en cuatro Concilios, durante seis períodos papales, desde San Dámaso I hasta San Bonifacio I, le llevó a la Iglesia Católica establecer toda la Biblia.
- Concilio de Trento (1546 d. C.): en respuesta a la rebelión protestante iniciada por Martín Lutero que negó varios libros como inspirados por Dios, la Iglesia Católica abrió de nuevo el debate acerca del canon bíblico. Este Concilio no hizo ninguna modificación al canon aprobado en el Concilio de Cartago en el año 419 d. C), al cual declaró como Dogma de Fe.
Reflexión: De este modo se fue cumpliendo, paso a paso, lo que Cristo anunció de la Iglesia que fundó y sobre la cual sopló el Espíritu Santo (Jn 20,22): “El Espíritu Santo le guiaría hasta la verdad completa” (Jn 16,13); “… por medio de su palabra creerán en mí” (Jn 17,20). “En ella está la columna y el fundamento de la verdad” (1Tim 3,15). La Iglesia que nos dio la Biblia no decidió sola. Es la misma Iglesia que en el primer gran Concilio de Jerusalén, reseñado en Hch 15,28, proclamó: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros…”.
Dicen que se separaron, pero ahora son fuertemente católicos.
(87) Y no hay modo de que las tinieblas puedan tapar la luz de tan radiante noticia. ¿Y cuál es la prueba o evidencia? El celo, muyo mayor que el de antes, con que aman y llevan a todas partes la Biblia enseñando que allí está la Palabra de Dios. Antes de negarlo, deben ir a fondo, hasta sus últimas consecuencias, a responder estas preguntas:
¿Quién, cuándo, dónde y con qué autoridad fue que se estableció la lista de los veintisiete libros del Nuevo Testamento en un solo canon junto a los del Antiguo Testamento?
¿De qué autoridad se valen para predicar que la Biblia fue inspirada por Dios? Si reconocen lo que establece esa autoridad, ¿cómo es que dicen que no acatan lo que esa autoridad decide?
¿Para dejar de ser católicos no deberían de enfrentar la Biblia al igual que lo hacen con las imágenes, el Papa y los Santos?
Creyendo que la Biblia es Palabra de Dios, ¿cómo hacen para decirle a los demás que no son católicos?
Estos hermanos rinden gran honor a Martín Lutero; y probablemente desconocen lo que el mismo llegó a admitir: “Estamos obligados de admitir a los Papistas que ellos tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta” (Comentario sobre San Juan).
[1] BENEDICTO XVI, “Transformados por la fe”, Op. Cit. p 25.
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