Pbro. Héctor Pernía, mfc
Su verdadero nombre es: RELIGIÓN YORUBA.
(451) Y así se le debe llamar a sus miembros: YORUBAS. Es ese su nombre, y se les debe llamar de esa manera, porque así se llamaba la región de África de donde proviene. Así se han llamado realmente, y siempre, los miembros de dicha religión. También, por las prácticas que se hacen, se les puede y debe decir ‘brujería’.
Precisamente, la palabra SANTO significa lo que es separado, reservado y apartado exclusivamente para Dios; son aquellos objetos, bienes o personas que ya el hombre no puede usar en cosas u oficios del mundo o de otra religión porque ya le pertenecen exclusivamente a Dios.
Lo que es santo tiene características muy específicas: es puro, sin mancha, inmaculado, sin pecado alguno. Por eso, la palabra SANTO o SANTERÍA está fuera de lugar en la religión yoruba; usar ese vocablo para atribuírselo a ellos es contaminar lo que es santo. Si un cristiano los usa para dárselo a otros dioses, es que ha caído en rebeldía y desobediencia a Dios y se ha adherido al paganismo del que debe alejarse.
¿Cuándo y de qué modo podemos usar correctamente la palabra ‘SANTERÍA?
(452) Corresponde denominar, ‘santería’, al lugar o espacio físico reservado especialmente por la Iglesia Católica para exponer o guardar las imágenes cristianas en sus diversas formas: estatuas, pinturas, cuadros, etc; bien sea en templos, casas de familia o en sitios públicos. Debe procurarse que se encuentren donde reciban un debido trato de devoción y no donde reciban profanación.
El nombre de ‘santeros’ o de ‘santería’ en la religión yoruba proviene de un error y del mentir;
(453) … del error de una parte de los colonizadores de obligar a los descendientes yorubas a hacerse cristianos y de una mentira que usaban los yorubas, de modo sistemático, para engañar a los colonizadores. Los yorubas usaban los sacramentos, las imágenes cristianas y los nombres de los santos para fingir que eran católicos, mientras que de espaldas permanecían rindiéndole culto a sus dioses. Un verdadero creyente no debe avergonzarse por su propia fe. Ese modo de proceder es contrario a quienes de verdad aman y creen en su propia religión; por lo que no se puede ni debe avalar lo que los yorubas hacían.
Los yorubas no debieron ocultar su fe ante los maltratos.
(454) Muy probablemente, si los yorubas hubiesen dado testimonio dando valientemente la cara por su fe en tiempos de la Colonia, muy probablemente hubiesen convertido a la religión yoruba a muchos de los colonizadores.
El propio Cristo dio ejemplo y mandó a sus discípulos: “No teman a los que matan el cuerpo, pero no puedan matar el alma; teman más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo” (Mt 10,29).
La historia de los antecesores de la Iglesia Católica es muy diferente.
(455) Tres jóvenes judíos, Sidrac, Misac y Abdénago, no escondieron su fe ante el rey Nabucodonosor que los pretendía obligar a renunciar al Dios de Israel; de nada le sirvió amarrarlos y echarlos en un horno de fuego ardiente, ya que ellos permanecían cantando y danzando para Dios en medio de las llamas (cf. Dn 3,8-97).
Tampoco Cristo se ocultó ante Pilatos y los judíos que le crucificaron. “Pilato le preguntó: “Entonces, ¿tú eres rey?” Jesús respondió: “Tú lo has dicho: yo soy Rey. Yo doy testimonio de la verdad, y para esto he nacido y he venido al mundo” (Jn 18,37).
Pedro, Pablo, los demás apóstoles, y miles de cristianos en todo el mundo, durante más de veinte siglos han derramado su sangre por Cristo sin estar fingiendo ser de otra religión. El que ama la verdad da su vida por su fe y no hay religión alguna en la tierra que tenga tantos mártires por su fe como la religión católica. Por eso la fe verdadera es la fe cristiana y los errores de aquellos colonizadores no podrán opacar jamás el resplandor de la verdad.
Decirles ‘santería’ o ‘santeros’ es llamarlos por un disfraz y no por lo que son.
(456) Infeliz, y como alguien que ha perdido la razón, es todo aquel que viendo a alguien con un disfraz, piense que lo verdadero y lo suficiente para conocer a ese alguien es su disfraz y no el que está detrás del disfraz; o el que piense que la careta es lo mismo que lo que detrás de ella se esconde. Los que aman la verdad quitan la careta y van directo a quien está ocultándose. Así sucede con la religión yoruba y el decirles santeros o santería.
La Caperucita no se quedó comparando e igualando al lobo con su abuelita porque el lobo se vistió como ella; y todos sabemos bien que una cosa es el lobo y otra muy diferente es la abuela. De igual modo, una cosa es la religión yoruba y otra muy distinta la fe cristiana; y no porque la primera se ponga el disfraz de la segunda, ya por eso se les puede comparar o igualar. Pretender hacerlo es ofender, insultar, abusar.
Decirles ‘religión yoruba’, y ‘yorubas’, es reivindicar a los yorubas.
(457) Un país que invade a otro impone el nombre de su país para que en adelante los invadidos se identifiquen con el nombre del país que les conquistó. Incluso, les impide y los castiga si se llaman por su nombre de origen. Nada más liberador y reivindicador, nada más digno, para las personas y para un pueblo, que reconocerles su nombre, su verdadera identidad, y llamarlos siempre de ese modo. El nombre de yorubas se les ha de reivindicar, y de la idolatría de su culto a muchos dioses, se les ha de auxiliar, corregir y evangelizar.
Un falso amor por la religión yoruba se propaga en estos tiempos.
(458) Detrás del disfraz de una supuesta identificación y adhesión a esa religión, en muchos de sus actuales miembros y seguidores se descubre la doble intención de manipular y utilizar a los yorubas como señuelo para sacarle el dinero a la gente que desesperadamente vive buscando ayuda y solución a sus problemas.
¿Por qué se hacen llaman ‘santeros’ y ‘santería’?
(459) Es un traje camuflado para captar a los católicos y ocultar su mundo de brujería. Si se presentaran abiertamente como religión yoruba, incluso los católicos más frágiles en la fe, no caerían tan fácilmente y sabrían en cuestión de segundos que deben apartarse inmediatamente de tales personas y lugares.
Allí no hay ni santería ni santos.
(460) No vuelvas a llamar o a decirle santería o santeros a quienes van a dicha religión. En la propia religión yoruba se enseña esto: “OCHUN es juez y no admite desobediencias, castiga tanto a los hombres como a las mujeres en la sangre y sus partes genitales, su ira no es comparada con la de ningún otra Orisha, hay un refrán que dice TODOS LOS SANTOS PERDONAN. PERO OSHÚN NO”[1]. ¿Por qué le conceden la categoría de dios a un orisha tan rencoroso como Oshún? ¿Por qué lo llaman SANTO y DIOS si no perdona? ¿Será entonces que para alcanzar la santidad en esa religión hay que ser rencorosos como Oshún? El que no perdona está con el diablo, entonces sabemos con quién esta Oshún. ¿Y los que a él le entregan su alma con quién estarán?
Ya sabes. No los llames SANTEROS sino YORUBAS, porque la palabra SANTO allí está fuera de lugar; les queda grande. Ni siquiera los mismos cristianos andamos anunciando que somos santos; aunque hay miembros de derivaciones protestantes que así viven auto proclamándose. En la religión yoruba se pretende decirle SANTOS a sus orishas por caminos totalmente contrarios a la SANTIDAD. Dios es el Santo y nos ha llamado a todos a la santidad; y muchos de los seguidores de Cristo hoy están en su gloria porque alcanzaron esa corona en un modo de vida auténtico al Evangelio, cosa que es totalmente todo lo contrario en los tales orishas.
[1] JAIME CUERVO (omo shango), director general de la revista y WENDY (omo ochun), «Pataky (Historia) de Ochun», en Revista Santería Ciencia y Religión, <http://consultorioesoterico19.blogspot.com/>, (Ingreso: 29-07-2015).