Andy Rodríguez, mfc; Sandra Rodriguez, mfc
Desconocen a Dios, no lo buscan, y se sumergen en un mundo de tinieblas.
(420) En la mayoría de las ciudades, pueblos, campos y caseríos se encuentran altares y/o casas de consultas de médiums o materias (personas que dicen poseer ciertas facultades de adivinación, curación, o visión del futuro), también se les conoce en algunos casos como Espiritistas, curiosos, etc.
Las personas acuden a estos sitios buscando respuesta a problemas diversos como: enfermedad, matrimonio, divorcio, falta de trabajo, problemas maritales, problemas legales, perjudicar a un enemigo, buscar fortuna, etc. Las consultas en estos sitios se hacen de diversas formas: por lectura del tabaco, por el tarot o las cartas, por los caracoles, las conchas de coco, por un vaso de agua, por el orine de la persona, etc.
Por lo general las consultas son cobradas o se pide una determinada colaboración en dinero o en materiales. Así las personas o pacientes pueden ser recetadas con hierbas, baños aromáticos y/o astrales, despojos, ensalmes, rezos, velaciones, incienso, pulseras, collares, etc., o haciendo los denominados montaje de trabajos espirituales, que consisten en sesiones espiritistas en las que el médiums se “transporta” y realiza la curación, el despojo o monta el trabajo espiritualmente. La variante la constituyen los que por estos y otros medios como conjuros, sortilegios, pactos y trabajos espiritistas practican la hechicería o brujería.
Arrastran a una rebelión del hombre contra Dios,
(421) Así el hombre vive dañándose a sí mismo. La evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone ´develan´ el porvenir (Dt 18,10; Jr 29,8), la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a ´medium´, encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres; a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos.
La hechicería es una traición a Dios.
(421) La Sagrada Escritura es muy clara respecto a esto:
En 1Sam 28,4-20 se relata como el Rey Saúl desesperado frente a la inminente perdida de su trono, consultó a una adivina, que evocaba espíritus, llamando al difunto profeta Samuel. El resultado lo sintetiza 1Cró 10,13–14: “Saúl fue muerto “porque consultó a una nigromante o adivina y no consultó a Yahvé”.
El profeta Elías era el único profeta del Señor y desafió a los 450 profetas de Baal, los cuales hicieron sus ritos, se hicieron cortadas para sangrar, etc., sin obtener ningún resultado; Elías invocó el nombre de Yahvé Dios y descendió del cielo un gran fuego que quemó el sacrificio (cf. 1Re 18,22–40).
El libro del Ex 22,18 nos dice: “A la hechicera no dejarás viva”.
“Si alguien consulta a los nigromantes, y a los adivinos, prostituyéndose en pos de ellos, yo volveré mi rostro contra él y lo exterminaré de en medio de su pueblo… El hombre o la mujer en que haya espíritu de nigromante o adivino, morirá sin remedio: los lapidarán. Caerá su sangre sobre ellos” (Lv 20,6-27).
En Ez 13,17-19 nos dice: “y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan por su cuenta y profetiza contra ellas. Hay de los que cosen lazos mágicos en las muñecas y hacen velos mágicos de todos los tamaños para cazar las almas para enriquecerse”.
“Asimismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros” (Miq 5,12) “Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros…, no teniendo temor de mí, dice Yahvé de los ejércitos” (Mal 3,5).
“Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez, en toda su fuerza vendrán sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos y de tus muchos encantamientos. Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: nadie me ve, tu sabiduría y tú misma ciencia te engañaron” (Is 47,13-14).
“Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones…” (Ga 5,19-20).
¿Qué dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la hechicería?
(422) «Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aun cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo»[1]
[1] Ver también, en CIC: La vida en Cristo. No habrá para ti otros dioses delante de mí: 2110. La Superstición (2111). La Idolatría (2112-2114). Adivinación y magia (2115–2117). No te harás escultura alguna (2129).
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