Andy Rodríguez, mfc; Sandra Rodriguez, mfc
El hombre es tentado a ser igual a Dios.
(415) Otra forma de adivinación es la quiromancia: una práctica antigua que trata de adivinar características de una persona a través de las líneas de su mano.
Esta creencia al igual que la astrología, en el fondo promueve la idea de que el destino y la vida de una persona ya está escrita o predestinada, llevando esto, a la larga, a hacer pensar a las personas que ya el que está salvo lo está y el resto está perdido sin remedio alguno, sin esperanza de salvación, como que si el libre albedrío del ser humano no existiera.
San Pablo, en la primera carta a los Efesios, nos habla del «designio benevolente» (Ef 1,9) que concibió Dios para nosotros antes de la creación del mundo, «predestinándonos a la adopción filial en él» (Ef 1,4-5) Esta predestinación, entonces, consiste en que Dios nos ha designado para ser felices a su lado. Nos ha creado para salvarnos, para la vida eterna, para el amor que no tiene fin… Pero, la predestinación que promueven la adivinación, la astrología y la quiromancia se refieren al éxito económico de una persona en el futuro, los viajes, si tendrá un accidente, si se casará o se divorciará, si le saldrá el trabajo que espera, si será un triunfador o un fracasado, etc., fomentando, así, la superstición y la adivinación.
El libre albedrío; un don que recibimos de Dios.
(416) El hombre es sujeto y autor de sus decisiones, acciones y destino:
En el edén el hombre, por su propia decisión desobedeció y comió del que no era permitido (cf. Gn 2,16-17).
Caín tuvo opción dada por Dios para no matar (cf. Gn 4,5-8).
Moisés, como profeta de Yahvé, puso delante del pueblo de Israel dos opciones: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal (cf. Dt 30,15).
El profeta Elías les reta a los judíos a que se decidan por su Dios o por Baal (cf. 1Re 18,21-39).
El profeta Jeremías, dirá: “Así ha dicho Yahvé: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte” (Jr 21,8).
Y en Ez 33,13-15 dice: “Si el impío restituye la prenda robada, devuelve lo que haya robado y camina en los estatutos de la vida, sin cometer iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá”.
Nuestro Señor Jesucristo nos enseña: “Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mt 7,13-14) “Alguien preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Él les dijo: «Esfuércense a entrar por la puerta angosta, porque les digo que muchos intentarán entrar y no podrán” (Lc 13,23-24).
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