Pbro. Héctor Pernía, mfc
Conozca la verdad sobre el tal Armagedón y el fin del mundo.
(352) Armagedón viene del hebreo Har-magedone – Monte Megido, refiriendo a las colinas que rodean al valle Megido, a unos 30 km al norte de Jerusalén. Es un lugar emblemático para los judíos por victorias y tragedias que allí se dieron (cf. 2Re 9, 27; 23,29-30; 2Cro 3,22); convirtiéndose, con el tiempo, en símbolo del conflicto final entre Dios y las fuerzas del mal. A modo profético, en Za 12,10-12 la mención de este monte apunta, de modo directo, al luto y al llanto por la muerte de Cordero traspasado en la cruz.
La doctrina del Armagedón proviene del fundador de los Testigos de Jehová Charles Taze Rusell, quien tomó el capítulo 16 de Apocalipsis para hacerle creer a sus seguidores que ellos son los 144.000 que allí se mencionan que se van a salvar ese día de la gran batalla entre el bien y el mal. Luego le añadieron y comenzaron a obligar a sus adherentes a registrar a nombre de la Sociedad Watchtower, ubicada en Estados Unidos, todas sus propiedades; esto bajo el falso argumento de que sus bienes personales también se van a salvar cuando suceda el fin del mundo, si están dentro de la organización que ellos dirigen. De este modo muchos caen dominados por el miedo a la condenación y a ser expulsados de la organización.
¿Qué dice el capítulo dieciséis de Apocalipsis?
(353) Teniendo la Biblia en la mano profundicemos, a continuación, los versículos más relevantes:
(Versículo 1): Ángeles de Dios que destruyen en la tierra todo lo que se encuentre en pecado. Este tipo de manifestaciones se repiten en la Sagrada Escritura en varias ocasiones; y en todas ellas, Dios manda a marcar siempre con una señal escogida por él mismo a los justos que no serían tocados por la muerte. Primero fue con la sangre del cordero en las jambas de las puertas de los israelitas (cf. Ex 12,7-13); y todo el resto de veces, con un sello marcado en la frente (cf. Ap 7,1-17 y Ap 9,1-5). Al buscar en la Biblia cuál es dicho sello en la frente nos tenemos que dirigir a Ez 9,4-6 y encontrar allí otra manifestación semejante en la que dicho sello no es otro sino la señal de la cruz.
En consecuencia, cuando habla de los justos, todo apunta al pueblo católico, ya que son ellos los que reciben durante el rito del bautismo el sello de la cruz en la frente, y lo renuevan todos los días, por el resto de sus vidas, al inicio y al final de cada acontecimiento importante que realizan. Son ellos, y no los Testigos de Jehová, el ejército del bien que se enfrentará contra el ejército del mal el día del Armagedón.
(355) (Vers 2): La marca de la bestia, el 666, representa a Nerón, emperador Romano que desata la persecución a los marcados en la frente, a los cristianos.
(356) (Vers 6): Las fuerzas del mal en el día del Armagedón, hicieron derramar la sangre de los mártires, de los santos, de los marcados con el sello de Dios en la frente (la cruz); es decir, del pueblo católico.
(357) (Vers 12): La mención de los Reyes de Oriente nos hace ubicar el contexto de todo este capítulo, en la gran batalla que se libró entre las fuerzas del mal y las fuerzas del bien (de Dios), en los días del nacimiento de su Hijo Jesucristo. Este hecho, anunciado en el Sal 72,10-11; y cumplido en Mt 2,2, alteró al dragón mencionado en Ap 12,3; quien declaró la guerra a la Mujer que iba dar a luz al Salvador del mundo, al Rey de todas las naciones (las fuerzas del bien) y mandó a asesinar a todos los niños menores de dos años (cf. Ap 12,3-4; Mt 2,16-18).
(358) (Vers 14): ¿Cuál es el gran día del Dios todopoderoso? Es la victoriosa Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Él venció con su muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo (cf. Hb 2,14-15); y así, destruyó para siempre a la muerte (cf. Is 25,8).
(359) (Vers 15): Los justos son los que conservan el vestido de la gracia bautismal. Los que no reniegan, ni renuncian, ni se apartan de ese vínculo de alianza que fue sellado entre ellos y Dios; los ungidos con el Santo Crisma y el Óleo de los Catecúmenos. Estos fueron los convocados en el lugar llamado en hebreo Armagedón. Son los que no pasarán vergüenza ante Dios el día del juicio cuando se presenten ante Él, porque no cayeron en la apostasía. Atención, leer 1Jn 2,18-28 y ver la relación que guarda, especialmente, con el v. 28.
(360) (Vers 16-17): La cruz: lugar del Armagedón, de la victoria del bien sobre el mal. Desde el Santuario el vencedor en la batalla dijo con fuerte voz: ¡HECHO ESTÁ! Todo parece apuntar a esta relación: a) la batalla, representa la victoria de Cristo contra Satanás y las fuerzas del mal; b) el Santuario, refiere al lugar donde se ganó dicha victoria: la cruz; y c) el grito con fuerte voz: ¡HECHO ESTÁ!, alude a las últimas palabras de Cristo una vez lograda y finalizada la batalla: “Todo está cumplido” (Lc 23,44-46).
EL eco de ese grito se sintió en el Templo: “En ese mismo instante la cortina del Santuario se rasgó de arriba abajo, en dos partes” (Mt 27,51). En este modo metafórico se anuncia que ya el viejo mundo dominado por el pecado había llegado a su fin, que la antigua alianza había sido clausurada definitivamente por Cristo victorioso. Ha pasado la mayor de las pruebas: la consumación, en pleno, de su bautismo que él mismo ya había anunciado: “Tengo que recibir un bautismo, y que angustia siento hasta que no se haya cumplido” (Lc 12,50); ¿“Serán ustedes capaces de beber el cáliz que yo voy a beber y de ser bautizados con el mismo bautismo que yo me voy a bautizar?” (Mc 10,35-40).
(361) (Vers 18 y 19): Cuándo aquí se habla de fin del mundo ¿a qué se refiere? Allí se está representando el final del mundo antiguo que con la muerte y resurrección de Cristo había sido destruido. Es mencionado justo luego del versículo diecisiete, el cual nos lleva a la victoria de Cristo en la cruz; por lo que no podemos menos que relacionarlo con los eventos que en ese momento se presentaron: “En ese mismo instante la cortina del Santuario se rasgó de arriba abajo, en dos partes. La tierra tembló, las rocas se partieron, los sepulcros se abrieron y resucitaron varias personas santas que habían llegado ya al descanso. Estas salieron de las sepulturas después de la resurrección de Jesús, fueron a la Ciudad Santa y se aparecieron a mucha gente” (Mt 27,51-53).
(362) (Vers 19): “La caída de la Gran Ciudad y el desplome de ciudades”. Refiere a la destrucción de la ciudad de Roma, profecía que se cumplió cuando Roma fue saqueada en el año 410 y cuando la invasión de los bárbaros trajo la caída de todo el imperio romano. Tales eventos representan la finalización de un viejo mundo y el comienzo de un mundo nuevo, acontecido e inaugurado a partir de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
(363) (Vers 20): “huyeron todas las islas y no quedaron montañas”. Un cielo nuevo y una tierra nueva nos ha llegado con la resurrección y el reino de Cristo sobre toda la creación. Ya decía el profeta Isaías: “Pues he aquí que yo creo cielos nuevos y tierra nueva, y no serán mentados los primeros ni vendrán a la memoria” (Is 65,17; 66,22); y el propio Jesucristo lo había anticipado: “El cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt 24,35). Es por eso que leemos en Ap 21,1.4-5: “Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva – porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. (…) El mundo viejo ha pasado. Entonces el que está sentado en el trono dijo: Mira que yo hago un mundo nuevo”.
El viejo mundo había sido manchado por el pecado (cf. Gn 2,15-17; 3,1-11). Se anunció, desde Gn 3,15, que vendría una nueva Eva, una nueva Mujer (María, llena de gracia = Lc 1,28.30), que con su SÍ nos traería en su seno a Jesucristo, el Salvador del mundo, (el nuevo Adán = Rm 5,12. 18-19). La gran victoria de su resurrección dio por clausurada la antigua creación dominada por el pecado y trajo, definitivamente, el acontecimiento de una nueva creación ya reconciliada y purificada: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, tronos, dominaciones, principados, potestades: todo fue creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia” (Col 1,15-17; 2Pe 3,13). Todo cuanto leemos en Ap 16 sobre el fin del mundo apunta hacia este acontecimiento de gracia, y ataja cualquier intento de inventar falsos anuncios del fin del mundo, tan sólo con el maléfico propósito de causar miedos, perturbar la fe de los cristianos y dominar la mente y las decisiones de las almas débiles.
(364) (Vers 21): El gran pedrisco, ¿es, acaso, un meteorito? Justo en Dn 2,34-35 leemos acerca de una piedra que sin intervención de mano humana alguna cayó sobre una estatua gigante que representa la rebelión del hombre erguido en orgullo pretendiendo desplazar y ocupar el lugar de Dios (cf. Gn 3,4-5). Dice en el v. 35: “Pero la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en una gran montaña que llenó toda la tierra”.
La caída de esa roca trajo la destrucción de una estatua que representa las fuerzas de un mundo entregado al pecado; y dicha roca ocupó luego toda la tierra. Dicha roca es Cristo vencedor de la muerte. Es muy clara la profecía y la alusión directa que dicho relato tiene con el pedrisco que en mencionado en Ap 16,21. El pedrisco que destruye todo lo viejo y trae todo lo nuevo, de acuerdo a lo ya explicado el numeral anterior, acompañado de granizos de piedra que caen sobre los hombres, representan lo que ocasionó el fin del mundo viejo y lo que dio paso o comienzo al nuevo: la RESURRECCIÓN GLORIOSA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
¿Se acabará el mundo algún día?
(365) Hay varios pasajes en la Escritura que llevan a concluir que el mundo, tal como Dios lo ha formado y como existe en la realidad, no durará para siempre:
Cristo dijo a sus discípulos: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lc 18,8).
“En los días del Hijo del Hombre sucederá lo mismo que en tiempos de Noé: la gente comía, bebía, y se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca y vino el diluvio, que los hizo perecer a todos. Ocurrirá lo mismo que en tiempos de Lot: la gente comía y bebía, compraba y vendía, plantaba y edificaba. Pero el día que salió Lot de Sodoma cayó del cielo una lluvia de fuego y azufre que los mató a todos. Lo mismo sucederá el día en que se manifieste el Hijo del Hombre” (Lc 17,26-30).
“Las cosas visibles duran un momento, pero las invisibles son para siempre” (2Cor 4,18).
e. “¡No hay nada nuevo bajo el sol! Si algo sucede y te dicen: “¡Mira, esto es nuevo!” No es así; las cosas que observan nuestros ojos ya pasaron en los siglos anteriores. Nadie se acuerda de las cosas de antaño: será lo mismo con los asuntos actuales, y de todo lo que pueda ocurrir en el futuro un día nadie más se acordará” (Eclo 1,9-11).
Pero, ¿cuándo será el final del mundo, y qué debemos hacer?
(366) Nadie conoce el momento, pues nos dice Jesucristo: “En cuanto se refiere a ese día y a esa hora, no lo sabe nadie, ni los Ángeles de Dios, sino sólo el Padre” (Mt 24,36). Si parece que Cristo tarda, es porque él no mide el tiempo como los hombres, y espera con paciencia la conversión de todos. Pensemos el tiempo según Dios: “Una cosa no pueden ustedes ignorar: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día” (2Pe 3,8).
¿Qué debemos y podemos hacer nosotros?: “El conocimiento del preciso momento del Fin de los Tiempos es imposible… y no es necesario. Lo necesario y posible es estar siempre preparados. Vivir cada día como si fuera el último día de nuestra vida en la tierra… o como si fuera el día de la Segunda Venida de Cristo. De esta manera no tendremos temor por ese día al que nadie podrá escapar, en que seremos juzgados por nuestras obras, buenas y malas.
¿Que pueda o no ser inminente este momento, dado los síntomas actuales de la humanidad? No sabemos. ¿Qué hacer? Estar preparados. Bien preparados: convertidos, arrepentidos, confesados, llevando una vida de unión con Dios y de servicio a los demás. Orar como si ese día fuera inminente… sin temor, entregados a la Voluntad de Dios. Y seguir trabajando como si nada fuera a suceder”.[1]
¿Cuáles son las señales más claras para saber cuándo se acerca el día?[2]
(367) Explorando en las Sagradas Escrituras y lo que algunos expertos bíblicos asoman tenemos:
El Evangelio será predicado por todo el mundo: “Esta buena nueva del Reino será proclamada por todas partes del mundo para que la conozcan todas las naciones, y luego vendrá el fin” (Mt 24,14).
El pueblo de Israel reconocerá a Jesús como Mesías y entrará a formar parte de la Iglesia: “Porque ya no me volverán a ver hasta el tiempo en que digan: Bendito sea el que venga en nombre del Señor” (Mt 23,39). “Yo quiero, hermanos, darles a conocer el plan secreto de Dios para que no se sientan superiores a ellos: una parte de Israel se va a quedar endurecida hasta que la totalidad de los paganos hayan entrado. Entonces todo Israel se salvará, según lo dice la Escritura: De Sión saldrá el libertador que limpiará los hijos de Jacob de todos sus pecados” (Rm 11,25-26).
La Iglesia deberá pasar una prueba final “bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad (cf. Lc 18,8; 21,12; Mt 24,12; Jn 15,19-20); “La impostura religiosa suprema es la del Anticristo (cf. 2Tes 2,4-12; 1Tes 5,2-3; 2Jn 7; 1Jn 2,18.22).[3]
“El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal, tomará la forma de Juicio final, después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa” (cf. 2Pe 3,12-13).[4]
En conclusión, de acuerdo a lo dicho por el Cardenal Ratzinger (en el contexto del mensaje de Fátima) no estamos al final del mundo. De hecho, la Segunda Venida (entendida como el regreso físico de Cristo) no puede ocurrir hasta que todos los gentiles se conviertan, seguidos por “todo Israel“.
[1] DICCIONARIO DE RESPUESTAS CATÓLICAS, “Fin del mundo”, en «e-Sword». Op cit.
[2] Ibid. Ver también: <https://www.ewtn.com/spanish/preguntas/fin_de_los_tiempos.htm>
[3] CIC, 675.
[4] CIC, 677.
NOTA: te invitamos a nuestra biblioteca de video, y podrás conocer lo que enseñan los más importantes apologetas del momento:
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