Pbro. Héctor Pernía, mfc
Y señalan diciendo que basta con el corazón y la Biblia.
(348) Es verdad que lo más puro es lo que se hace desde el corazón y no por apariencias; pero no es verdad que lo que dicte el corazón sea siempre santo y seguro. Fijémonos en lo que dice la Palabra de Dios:
“El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce? Yo, el Señor, exploro el corazón, pruebo los riñones, para dar a cada cual según su camino, según el fruto de sus obras” (Jr 17,9).
Lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias…” (Mt 15,18-19).
Y ¿qué dice en la Biblia sobre la doctrina?
(349) “Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. El que permanece en la doctrina, ese sí posee al Padre y al Hijo” (2Jn 1,9).
“Dijo el Señor: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de Dios o hablo yo por mi cuenta” (Jn 7,16-17).
“Les ruego, hermanos, que se guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que han aprendido; apártense de ellos” (Rm 16,17).