Pbro. Héctor Pernía, mfc
La respuesta es No.
(324) “Lo que contamina no es lo que entra por la boca sino lo que sale del corazón” (Mt 15,11-20; Mc 7,15-20).
“¡Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú impuro!” (Hch 11,4-10).
Llamado a la prudencia. No escandalizar cuando comemos. ¡Todo alimento es puro! (cf. Rm 14,19-21).
Comer carne de lo sacrificado a un ídolo da a pensar el apoyo al ídolo para quien están comiendo. No por la carne en sí, sino por el fin con el que la comen (cf. 1Cor 8,8-13).
“Todo lo que Dios ha creado es bueno” (cf. 1Tim 4,1-7). Negarlo y confesar lo contrario es romper con Dios y estar con el diablo.