Pbro. Héctor Pernía, mfc
¿Cuándo miras la cruz de qué lado estás?
(279) Existen dos maneras de interpretar una obra de arte: una, desde el mismo artista…; otra, desde los demás… Existen también dos maneras de interpretar la CRUZ: una, desde Aquel que, por nosotros, la cargó; y otra, desde aquellos que se la hicieron cargar.
Después de dos mil años las cartas siguen igualmente repartidas. Identifique… ¿en cuál de los dos lados están los cristianos y evangélicos?: UNOS llevan la cruz según Cristo, como sus discípulos; la cargan con amor, como instrumento de salvación, de redención, de liberación del pecado y de la muerte. OTROS la ven justo como aquellos que lo crucificaron…., y crucifican con sus ofensas, rechazos y condenas a aquellos a quienes hoy la cargan; y algo muy curioso: también la llaman maldición, patíbulo, castigo.
Reflexiona un instante: y tú… ¿de qué lado te encuentras?… ¿de qué lado quieres estar?… Cada uno escoge de qué lado mira la cruz. Unos no soportan la cruz…; Cristo la asume y con ella nos salva. Sólo hay uno, el enemigo de nuestra salvación, que no soporta que le muestren o le hablen de la cruz y por eso desvirtúa su sentido. En la cruz él fue vencido y derrotado; y para su equipo juega, quien ante la cruz actúa como él. Preguntemos qué dicen los exorcistas sobre cómo reacciona Satanás ante un crucifijo y sabremos en qué camino transita quien también da testimonio en contra de la cruz.
No desvirtuemos la cruz de Cristo (1Cor 1,17).
(280) Muchos hermanos desvirtúan la cruz y la Biblia interpretando mal Dt 21,22-23: “Si un hombre, culpable de algún delito que merece la muerte, ha sido ajusticiado y colgado de un árbol, su cuerpo no pasará la noche colgado, sino que lo enterrarás el mismo día, porque un colgado es maldición de Dios”.
Primero: aunque así muchos lo llamaron, ¡Jesucristo no es ningún maldito…! Segundo: en ninguna parte del texto dice que la cruz es maldita. Rescatemos ahora el verdadero sentido de la cruz y leamos bien la Biblia; sigamos lo que la cruz nos enseña, pues con ella Cristo nos salvó
¿Has oído decir: “La cruz es maldita, pues con ella mataron a Jesús?”
(281) El padre Luis Toro, en sus publicaciones de apologética refuerza la respuesta diciendo:
“¡Muy mal pensado! Si a un ser querido le asesinan con un puñal, yo no me voy a enfurecer contra todos los puñales del mundo y donde vea un puñal, lo destruyo, porque con un puñal… más bien me debo enfurecer, por lógica, contra aquel que mató a mi hermano con el puñal. ¿Qué culpa tuvo la cruz? ¿No es más bien maldito el pecado que hizo morir a Cristo en la Cruz, y nosotros que cometemos el pecado y continuamos asesinando a Cristo? ¡Bendito sea Dios, que nos liberó de tal maldición, precisamente por la sangre derramada en la cruz! ¿A quién debemos odiar, a la cruz o al pecado?
La Biblia no dice que sea maldita la cruz, sino el que muera en la cruz: “Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: “Maldito el que cuelga de un madero.”(Ga 3,13) Nosotros por el pecado, estábamos destinados a morir a causa de la maldición del pecado, pero Él se ofreció a morir por nosotros, se hizo maldición o asumió nuestra maldición y la destruyó en la cruz, transformando la cruz en señal de salvación, de victoria, de poderío, hasta el punto que el mismo Satanás tiembla al ver la cruz donde fue vencido por Cristo. Además, ¿qué recibimos nosotros con la muerte de Cristo en la cruz, vida o muerte? Aunque le cueste creer, recibimos vida”.
La cruz no fue el arma con que mataron a Cristo,
(282) …sino el altar donde se sacrificó el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Continúa el padre Luis Toro explicando:
Si la sangre de un animal aplacaba la ira de Dios y santificaba todo lo que fuera untado con dicha sangre, con cuánta más razón, la sangre del Cordero Divino purificó y santificó la cruz que fue chorreada desde arriba hasta abajo por tan preciosa sangre que tiene poder para purificar hasta lo más impuro que existe en el mundo: el pecado.
La cruz no fue quien mató a Cristo, fueron tus pecados y mis pecados, “El cargó con nuestros pecados en el madero de la cruz, para que, muertos a nuestros pecados, empezáramos una vida santa. Y por su suplicio han sido sanados” (1Pe 2,24). Ella sólo se convirtió en el trono que sostenía con sus brazos, al Hijo de Dios vivo, mientras era levantado para redimir a la humanidad de todas sus culpas y pecados. “Anuló el comprobante de nuestra deuda, esos mandamientos que nos acusaban; lo clavó en la cruz y lo suprimió. Les quitó su poder a las autoridades del mundo superior, las humilló ante la faz del mundo y las llevó como prisioneros en el cortejo triunfal de su cruz” (Col 2,14-15). ¿No cree UD que la cruz es un signo de salvación y de triunfo?
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