Pbro. Héctor Pernía, mfc
Hay personas que dicen que las apariciones de la Virgen son obra del demonio.
(216) Obra del demonio es lo que están diciendo porque están mintiendo, ya que en la Biblia se encuentran numerosos casos de apariciones que vienen de parte de Dios: apariciones de ángeles a Daniel (cf. Dn 8,15-19), a Tobías y Judit (Tb 12,15-16); a María (cf. Lc 1,28). Moisés y Elías se le aparecen a Jesús (cf. Mc 9,4) y Felipe se le aparece y desaparece al etíope (cf. Hch 8,39).
Para responder:
Si Dios hace que Moisés, que cometió graves pecados, tenga una aparición, ¿por qué le prohibiría apariciones a la Virgen María si no hay prueba de pecado alguno que ella haya cometido y tiene mayor grandeza en su participación dentro del plan de salvación que el mismo Moisés?
¿Dónde está la cita bíblica que diga que quedaron suspendidas por siempre las apariciones y la que diga que todas las apariciones de la Virgen son obra del demonio?
¿Si la Iglesia Católica ha mostrado pruebas, corroboradas por la ciencia, de varias apariciones de la Virgen, cómo se le puede creer a quienes no han mostrado pruebas de ninguna clase que demuestren lo contrario?
Si muchos especialistas bíblicos a partir del siglo IV comienzan a reconocer que la mujer de la que habla Ap 12,1-17 también está haciendo explícita y evidente referencia a la Virgen María, ¿cómo es que no se dan cuenta que allí está presente en la Biblia una aparición en el cielo de la Virgen María? ¿Cómo saber que en este pasaje se habla de María y no de la Iglesia? Por los versículos 2 y 4-6 lo podemos inferir. Descartamos que se refiera a la Iglesia porque no fue la Iglesia la que sufrió dolores de parto para parir a Cristo; no fue ella la que lo dio a luz y la que huyó al desierto. Fue de Cristo que nació la Iglesia y no al revés. La única mujer de la que nació Cristo y que huyó al desierto luego que lo dio a luz se llama la Virgen María.
¿Es obligatorio creer en las manifestaciones marianas o apariciones?[1]
(217) Las apariciones son signo de la presencia de Dios en el mundo, pero no añaden nada a la Revelación. No son dogmas de fe y por tanto los católicos no están obligados a creer en ellas. Sin embargo, la Iglesia, tras largos procesos de discernimiento y verificación, ha reconocido algunas apariciones como válidas.
¿Qué es La Revelación? Se refiere a la comunicación de Dios con el hombre. «Revelándose, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle»[2]. La Iglesia distingue dos tipos de revelación:
La Revelación contenida en la Biblia e interpretada por el Magisterio: Esta Revelación ya está completa. No se le puede añadir nada. Lo afirma el último libro de la Biblia, el Apocalipsis (cf. Ap 22,18-19).
“Revelaciones Privadas”: Esto es porque Dios continúa manifestándose de distintas maneras, incluso de formas que pueden ser vistas y oídas por los sentidos humanos. Estas manifestaciones no son necesariamente apariciones, pero las apariciones están incluidas en esta categoría.
Orientación en torno a las revelaciones[3].
(218) ¿Qué dice el Catecismo de la Iglesia Católica?: “A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas ‘privadas’, algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Éstas sin embargo no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de “mejorar” o “completar” la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentido de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia»[4].
Los católicos no podemos aceptar “revelaciones” que pretendan superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas Religiones no cristianas y también de ciertas recientes denominaciones protestantes que se fundan en semejantes “revelaciones” (Cf. CIC 67), por ejemplo, pastores protestantes que aseguran que Dios les habló en sueños y les mandó a fundar una iglesia nueva porque la Católica se corrompió y cosas por el estilo.
Finalmente, aunque la Iglesia reconozca una manifestación mariana como válida o creíble, sigue siendo considerada y permanecerá siempre como “revelación privada”. Los católicos son libres de creer, o no creer, en esas apariciones, dado que la Iglesia las aprueba sólo porque están en armonía con las enseñanzas de la Iglesia. Pero nunca es obligatorio creer en ellas, puesto que la Revelación está completa en Cristo y se cerró con la muerte del último Apóstol.
Nota importante: Está bien si crees en ellas, si te sirven para alimentar tu fe y reforzar las enseñanzas de Cristo y su Iglesia. Pero si te causan temor, ansiedad, angustia, estás tomándolas de manera errada, ya que el fruto del Espíritu Santo es la paz, no la angustia. Tampoco deben volverse el centro de tu fe, ni sentirte ofendido si algún hermano católico no cree en ellas como tú, puesto que ya vimos que no está obligado a hacerlo. María es Nuestra Madre del Cielo, es bella y poderosa intercesora ante su Hijo pero no es Dios, ni el fundamento de nuestra fe.
Las advocaciones marianas. ¿Cuántas Virgen María existen?[5]
(219) Las Advocaciones son un título, referencia o nombre aludido que se otorga a un lugar, figura, imagen o recuerdo. Literalmente indica el “modo de llamar” o designar.
Por ejemplo, los católicos solemos “apodar” a la Virgen María de distintas maneras, según el lugar dónde se halla instalada la devoción, o según la circunstancia, si es una manifestación mariana o si se le nombra Patrona, etc.
Esto no quiere decir que haya multitud de vírgenes. LA VIRGEN ES UNA SOLA, se nos presenta o representa incluso con facciones distintas, una veces morena, otras veces rubia, unas veces embarazada, otras con el niño Jesús en brazos, etc. Y la razón se debe a que María es una misionera y en el caso de las Manifestaciones Marianas, se ha presentado en una figura con la que se sientan identificados los receptores de dicha aparición para el buen recibimiento de su mensaje y aliento, que no es otro que el mismo mensaje de su hijo Jesús.
¿De dónde sacan los católicos las advocaciones marianas?[6]
(220) En la Biblia, solemos encontrar distintas advocaciones para referirse por ejemplo a Jesús, y no por ello significa que haya muchos y distintos Jesús. Veamos algunos ejemplos:
- El Buen Pastor: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas” (Jn 10,11).
- Cristo – Hijo de Dios: “Respondió Simón Pedro: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16).
- Alfa y omega: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin”(Ap 22,13)
- Cordero de Dios: “Al día siguiente vio a Jesús venir hacia él y dijo: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29).
- Rey de Reyes – Señor de Señores: “En el manto y en el muslo lleva escrito un nombre: Rey de reyes y Señor de señores” (Ap 19,16).
Como vemos, la Escritura tiene muchas formar de designar a Jesús, de otorgarle diferentes títulos; pero no por ello debemos entender que hay diferentes o varios Jesús. Así también sucede con nuestra Madre, a pesar de ser una sola, se le otorgan distintos nombres y títulos de acuerdo al lugar de devoción, manifestación mariana o patronazgo.
[1] “¿Es necesario creer en Fátima para ser católico?, en «Aleteia», <http://www.aleteia.org/es/religion/q-a/es-necesa rio-creer-en-fatima-para-ser-catolico-1347004>, (Ingreso: 12-07-2015).
[2] CIC, 52.
[3] GUZMÁN HENRY, “¿Cuántas Virgen María existen?”, en «Red Telefónica Católica Hospitalitos de la Fe», 12-02-2015, <https://www.facebook.com/permalink.php?id=133613710048221&story_fbid=822518334491085>, (Ingreso: 25-07-2015).
[4] CIC, 67.
[5] GUZMÁN HENRY, Op. Cit. (Ingreso: 25-07-2015).
[6] Ibid.
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