Viernes, II Semana de Pascua.
Comentario:
Es común, y hasta alarmante, la proliferación de sectas y grupos que dicen ser mensajeros de Jesús y que aseguran predicar el evangelio de manera fidedigna. Pero ¿Qué hay de cierto en la actitud tomada por nuestros hermanos esperados?. Vayamos a la liturgia de hoy, primera lectura (Hech 5,34-42). Gamaliel asevera una verdad que perdurará por generaciones al igual que la Iglesia de Cristo: ”desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá; pero si es de Dios, no conseguiréis destruirles. No sea que os encontréis luchando contra Dios. Y aceptaron su parecer”. Y argumenta con dos hechos su conclusión. El primero: ”Porque hace algún tiempo se levantó Teudas, que pretendía ser alguien y que reunió a su alrededor unos cuatrocientos hombres; fue muerto y todos los que le seguían se disgregaron y quedaron en nada”; (Hch5,36) y el segundo: «en los días del empadronamiento, se levantó Judas el Galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron”. (Hch5,37)
Es decir, que la historia se ha encargado de que aquellas cosas que no son de Dios terminen en la nada, olvidadas y relegadas a un momento histórico y en el pasado. No sucede así con la Iglesia Católica. La cual se ha mantenido firme y fiel a las enseñanzas de Cristo. Ha sido UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA. Los cristianos que no aceptan su doctrina hacen su propia interpretación apelando a la Biblia para justificar sus creencias, sin percatarse de que mientras la por sus «tradiciones», entonces van sustituyéndolas por las suyas propias o particulares, haciendo lo que precisamente Pablo condena: «Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo». (Col 2,8). Él resalta la diferencia entre esas `tradiciones del mundo´ y aquellas de Cristo:
«Les alabo porque me son fieles en todo y conservan las tradiciones tal como yo se las he transmitido» ( 1 Cor 11,2)
«Así pues, hermanos, manténganse firmes y conserven las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta» (2Tes 2,15)
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles” (Hech 2,42)
Hoy, después de 2000 años, nuestra Iglesia Católica es la única que puede testimoniar que Cristo está y nos acompaña: “todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Por generaciones se ha mantenido en unidad con Cristo y con el Espíritu Santo; sigue siendo fiel a la Tradición de las primeras comunidades cristianas; Una sola es la fe, uno solo el calendario litúrgico, una sola la interpretación bíblica, un solo pastor y un mismo sentir: el Amor. Sin embargo las estadísticas de nuestros hermanos esperados señalan que hay miles y miles, y cada día multiplicándose a la enésima potencia, sus ´iglesias´ y por supuesto, sin control alguno.
Para compartir:
1. ¿Qué signos observas en la Iglesia de Cristo que son importantes para nuestra fe?
Elaborado por:
Adelina Ruiz, mfc.
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