Martes, VI Semana. Tiempo Ordinario
Comentario:
Hoy, en la primera lectura, a través del apóstol Santiago, Dios nos da una gran enseñanza: “Cada uno es tentado por su propio deseo que lo arrastra y lo seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado; el pecado crece y, al final, engendra la muerte.” (Stgo 2, 14). Sin embargo, en el mundo, seducidos por otros caminos fuera de Dios, muchas personas atribuyen automáticamente a motivos de embrujo o hechicería las cosas negativas que le pasan, y no se dan cuenta que es un astuto recurso del príncipe del engaño, para que no veamos por ninguna parte la opción de revisar nuestra conciencia y descubrir que en la medida que usamos correctamente el don de la libertad y no volvamos a pecar, las cosas en la vida y en nuestro entorno más cercano comenzarán a mejorar.
- Muy diferentes son los caminos de Dios y los del diablo para ofrecer solución a los problemas de las personas. El diablo repite siempre y con astucia el hacer que culpemos de todo lo malo y adverso a otros, o a factores externos, y que busquemos siempre salidas que no impliquen un examen de conciencia, una evaluación humilde de los propios actos que conlleve a cambiar, a reconocer, admitir y corregir nuestros errores. El demonio hace todo lo que puede para evitar que un pecador alcance su liberación y encuentre la luz. En el laberinto de la brujería, ninguna ayuda del diablo es gratis. Y no lo digo tanto porque le exprimirá económicamente su dinero; sino porque le hará borrar de plano y le dañará en el alma, el ver al otro como hermano, como hijo de Dios, como prójimo. Le hará ver a todos con desconfianza, como posibles adversarios de los que se debe proteger: familiares, vecinos, compañeros de trabajo. Todo su entorno se lo contamina.
- Los caminos de Cristo hacia la solución de las dificultades, aunque requieren siempre un poco más de tiempo, de espera, paciencia y fe, siempre conducen a una autentica liberación porque va directo a sanar las causas que nos llevan a una situación determinada. Es un camino hecho de humildad, sencillez y reconocimiento de los propios límites: reconciliación, examen de conciencia, asumir responsablemente lo que hemos decidido hacer voluntariamente. Qué profundas, radiantes de luz y verdad son estas palabras que nuestro Señor Jesucristo inspiró a san Pablo:
- ”No se engañen, nadie se burla de Dios: al final cada uno cosechará lo que ha sembrado. El que siembra en su carne, de la carne corrupción y muerte. El que siembra en el espíritu, cosechará del espíritu la vida eterna. Así, pues, hagamos el bien sin desanimarnos, que a su debido tiempo cosecharemos si somos constantes. Por consiguiente, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y especialmente a los de casa, que son nuestros hermanos en la fe.” (Gal 6, 7-10)
- Preguntas para compartir:
- 1) ¿Por qué el ser libres es uno de los dones más hermosos que Dios le dio al ser humano?
- 2) ¿Por qué la brujería, hechicería, espiritismos y consultar adivinos o astrólogos son piedras de tropiezo para la libertad de la que gozan los hijos de Dios?
- Elaborada por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc