Por algo pasan las cosas
Muchas veces pasa que algo muy doloroso sirve para que muera una equivocación que ciegamente se había cometido; y nazca al fin, el modo correcto de ver la vida y de entender a Dios.
Por fallas en la crianza o por haber recibido de alguna secta o persona una enseñanza falsa acerca de Dios y una manera desviada de comprender la existencia, es probable que alguien colapse y llegue al borde de la frustración. No es que Dios falló o que no existe, o que la vida no tenga sentido, sino que se ilusionó y puso su esperanza en un «dios» que no existía, que fue fabricado, tal vez, por fantasías y erradas interpretaciones bíblicas de algún aventurero y mercader de la fe que se hizo llamar «pastor», o que le prometió que Dios nunca más iba a dejar que sufriera o que padeciera pruebas y tribulaciones.
Para que nazca el Dios verdadero en un ser humano y este pueda comenzar una nueva vida en esperanza y alegría plena, es necesario que le dé muerte a los falsos dioses que lleva escondidos en su propia vida. A veces, una crisis es necesaria y hasta providencial, espiritualmente hablando; no para atentar contra la propia vida, sino para que muera, al fin, el modo equivocado que tenía de vivir, de tratar a los demás, de hacer las cosas, de entender a Dios.
Dice en el Catecismo de la Iglesia Católica (N° 844):
«Con demasiada frecuencia los hombres, engañados por el Maligno, se pusieron a razonar como personas vacías y cambiaron el Dios verdadero por un ídolo falso, sirviendo a las criaturas en vez de al Creador. Otras veces, viviendo y muriendo sin Dios en este mundo, están expuestos a la desesperación más radical (LG 16)».
Una desesperación no es evidencia de ausencia de sentido en la vida, sino de haber errado el modo de pensar y de vivir, y de oportunidad para retornar a buscar el camino correcto.
Para compartir:
1-. ¿Por qué una desesperación puede ser una experiencia de gracia y qué debe hacerse para que acontezca?
2-. ¿Qué peligro tiene dejarse llevar por los propios criterios, deseos y gustos en la vida, haciendo a un lado dedicar tiempo para conocer y servir al Dios único y verdadero?
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
El contenido fue tomado de la ‘Guía de Auxilio Espiritual’ elaborada por el mismo autor de esta publicación.