Pbro. Héctor Pernía, mfc
En ninguna parte de la Biblia dice: “SÓLO LA BIBLIA BASTA”.
(91) Tal doctrina fue inventada por Martín Lutero y ampliamente compartida en la actualidad por todo el protestantismo. Estamos, en este tema, ante una doctrina de hombres.
De la primera a la última página, en ninguna parte de la Biblia conseguiremos que sólo la Biblia tenga toda la revelación, que ‘sólo la Biblia basta’.
¡No todo está en la Biblia! Jesucristo le dijo a sus discípulos: “cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, les guiará hasta la verdad completa” (Jn 16,13); y es por ello que en Jn 20,30 leemos: ‘Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro”. Está revelado, en 1Tim 3,15, que el fundamento y la columna de la verdad no estaría tanto en la Biblia, sino en la Iglesia que Cristo fundó.
En Jn 21,25 dice: “Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran”; necesitamos entonces, acudir a la Iglesia de la Biblia para conocer la plenitud de la revelación.
En 2Tim 3,16 no dice: “SÓLO LA BIBLIA BASTA”.
(92) El Diablo les ha estado engañando en la interpretación de ese pasaje bíblico. Al leer que allí dice ‘toda escritura está inspirada por dios’, les sedujo a inferir, erróneamente, que con sólo la Biblia les es suficiente para salvarse.
Ya muchos pastores protestantes, como el ex catedrático y ex pastor pentecostal Fernando Casanova, al escudriñar las Escrituras se han dado cuenta que allí y en ninguna parte de la Biblia, aparece esa norma doctrinal que une y sostiene todo el edificio del protestantismo: ‘sólo la Biblia es la única norma de doctrina, fe y conducta’. Es un artificio que ha mantenido a todo el colectivo del protestantismo viviendo de una mentira.
Más bien, lo que muchos han descubierto al estudiar y documentarse, es que con esa cita bíblica de 2Tim 3,16 Pablo sólo hizo referencia al Antiguo Testamento con 46 libros (Canon alejandrino), y que nunca hizo referencia al Nuevo Testamento, ya que éste último, como canon, no llegó a existir sino mucho más tarde, entre los siglos IV y V.
Por otra parte: para que puedan confesar que 2Tim 3,16 es inspirado por Dios, necesitan exactamente lo que niegan: la autoridad de la Iglesia Católica; ya que ella, con la asistencia del Espíritu Santo, fue la que estableció que ese pasaje entrara el canon de las Sagradas Escrituras (Ver: GB, N° 86).
La Tradición es tan necesaria como la Biblia.
(93) ¿Qué cristiano no sabe aún que Satanás usa la Biblia y que la altera para hacer tropezar a los cristianos y apartarlos de Cristo? A muchos ha hecho tropezar haciéndoles creer que en Mt 15,2-6 Jesucristo condena la Tradición.
Al hacer una interpretación objetiva y justa de ese pasaje se ve con claridad que allí lo que se condena son las tradiciones inventadas por los fariseos y escribas, y no las tradiciones en la Iglesia fundada por el propio Jesucristo. Pero, ¿quién fue primero? ¿la Tradición o la Biblia? ¿la Biblia o la Iglesia?
“La Iglesia es anterior a la palabra escrita. En el período apostólico se fue consolidando la Tradición de los dichos de Jesús. Poco a poco, las comunidades cristianas comenzaron a establecer estos dichos, recuerdos y enseñanzas por escrito, y así, los autores sagrados compusieron los cuatro evangelios escogiendo datos de la Tradición oral o escrita (Ver: GB, N° 84). Los evangelios son el último eslabón de este proceso de unificación de diversas tradiciones que se habían transmitido entre los primeros cristianos”[1].
Así que, ¿Qué quedaría de Biblia si dejamos que la ignorancia convenza a todos los cristianos de satanizar la Tradición?
Alteran en la Biblia: ‘Tradición’ por ‘Instrucciones’.
(94) Para ocultarle la verdad a nuestros hermanos esperados, los mismos falsos pastores que los dirigen han adulterado ediciones bíblicas en las que quitan la palabra ‘Tradición’, y en su lugar imprimen la palabra ‘instrucciones’ para que así, los que usen esas Biblias, jamás encuentren cuál es el correcto valor de la Tradición. El engaño lo intentan tapar llevándoles a pensar que ‘tradiciones’ e ‘instrucciones’ significan lo mismo, cosa que es absolutamente falsa.
Tradición no es instrucción; no son sinónimos. Tradición es conservar íntegra una doctrina, enseñanza o mensaje de una a otra generación; instrucción, en cambio, es enseñar algo a otro, sin importar si mantiene o adultera algo de lo que se ha recibido. Les mostraremos a continuación lo que en esas adulteradas biblias nunca podrán leer.
“Hermanos, os mandamos en nombre del Señor Jesucristo que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis“(2Tes 3, 6).
“Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta” (2Tes 2,15).
“Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido” (1Cor 11,2).
Para recibir a Jesucristo el cristiano no puede reducirse sólo a la Biblia.
(95) Además de la Biblia, tenemos la Tradición y el Magisterio. Jesucristo nunca dijo: ‘Quien reciba a la Biblia me recibe a mí’. Él estableció que para recibirle a debíamos pasar por recibir a aquellos a los que Él eligió y envió al fundar su Iglesia, y, en sucesión de ellos, a los futuros apóstoles: el Papa y los Obispos con su presbiterio. Vayamos a la Biblia:
“Quien les escucha a ustedes, me escucha a mí; quien les rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado” (Lc 10,16).
“El que los recibe a ustedes, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.” (Mc 10,40; Jn 13,20).
A la luz de estos pasajes debemos interpretar los actos fundacionales de su Iglesia que encontramos en Mt 16,17-19; 19,28; Lc 22,31-32; Jn 21,15-17.
En la Antigua Alianza, se le obedecía a Dios a través de la obediencia a sus siervos y profetas: Abraham, Moisés, Jacob, etc. En la Nueva Alianza, le obedecemos a Cristo Dios en la obediencia a los sucesores de sus Apóstoles: el Papa, los Obispos y los presbíteros en cada Parroquia.
En la obediencia Cristo forma en la humildad de la cruz a los pastores de su rebaño.
(96) La rebeldía hacia los que Él envió como columnas de su Iglesia es, a la vez, y directamente, la rebeldía hacia Jesucristo.
Los humildes caminan, como el apóstol Pablo, a reconocer los pilares y columnas de la Iglesia de Cristo (cf. Gal 2,1-9) y por eso manda al resto de los cristianos a estar en comunión con ellos: “Acuérdense de sus dirigentes que les enseñaron la palabra de Dios; miren cómo dejaron esta vida e imiten su fe” (Hb 13,7); y un poco más adelante insiste: “Obedezcan a sus dirigentes y estén sumisos, pues ellos se desvelan por sus almas, de las cuales deberán rendir cuenta. Ojalá esto sea para ellos motivo de alegría y no un peso, pues no les traería a ustedes ventaja de ninguna clase” (Hb 13,17).
Los rebeldes se resisten a hacerlo. Hacer que tuviéramos que obedecer a hombres, incluso pecadores, para recibirle a Él, nos haría aprender la humildad; y el no tolerar o soportar tal condición, dejaría abiertamente en evidencia y al descubierto la soberbia, la arrogancia y la demostración de no ser siervos de Dios sino del maligno.
[1] En «Origen (La verdad de los Evangelios)», <https://www.youtube.com/watch?v=36d6_V4GO3g>, (Ingreso: 12-05-2015).
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