No dejes correr el tiempo
La depresión lleva a un estancamiento de la motivación para luchar. La capacidad para pensar se ve bloqueada por tener la mente embotada entre las emociones dolorosas de los hechos que te causan angustia, y la preocupación. La depresión afecta la disposición para las actividades diarias, haciendo que pierdas el interés, que no te valores a ti mismo ni a los medios con los que dispones.
Si te encuentras así, necesitas urgente respiro y liberación. El descanso te lo da Cristo. Él te habla al corazón y te dice:
«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11, 28-30).
Sea Él, ahora mismo, el objetivo de tu mente y la pasión de tu corazón. Descansa todo el peso de tus angustias entregándole tus preocupaciones, deudas y tropiezos. Y, en adelante, entrégate con gozo y esperanza a la oración de adoración a Jesucristo vivo y presente en la Eucaristía y ante el Sagrario. Confía en Él todo cuanto te pasa, teniendo tu mente en el presente y lo real para que la nube de las angustias y preocupaciones no te cieguen ante las bendiciones que están a tu alrededor. Pues, como dice en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2659):
«La enseñanza de Jesús sobre la oración a nuestro Padre está en la misma línea que la de la Providencia (cf. Mt 6, 11. 34): el tiempo está en las manos del Padre; lo encontrarás en el presente, ni ayer ni mañana, sino hoy: «¡Ojalá oyerais hoy su voz!: No endurezcáis vuestro corazón» (Sal 95, 7-8)».
1.- ¿Por qué no se le debe dar largas a buscar ayuda en Cristo cuando se sufre de depresión?
2.- ¿Qué se debe prevenir y cuidar al buscar a Cristo, para no sumar más depresión a la que ya se tiene?
P. Héctor Pernía, mfc
El contenido fue tomado de la ‘Guía de Auxilio Espiritual,’ elaborada por el mismo autor de esta publicación.