Con esta publicación cerramos con las recomendaciones que veníamos dando en la publicación pasada referida a la sanación de los ataques de pánico:
e) Con la ayuda de un orientador profesional, psicólogo, psiquiatra, o de un sacerdote, la persona que sufre ataques de pánico pueda identificar el tipo de ocasiones que le generan esos eventos y las situaciones que en la infancia le ocasionaban miedo, ansiedad, angustia, hasta darse cuenta de cómo se producen las conexiones inconscientes entre estímulos del presente y heridas aún no sanadas que se vienen trayendo de arrastre desde la infancia: reacciones emocionales que fueron inducidas o adquiridas de otros en el ambiente donde nació y creció en sus primeros años.
f) Para mitigar y superar las alteraciones de temor máximo es fundamental que la misma persona ponga de su parte asumiendo con iniciativa, motivación y perseverancia el proceso de conocerse a sí misma interiormente (heridas de infancia, estímulos del ambiente que le alteran, y síntomas iniciales a los ataques de pánico) y aprender a controlar sus reacciones emocionales para aprender a neutralizar progresivamente los nuevos eventos de pánico. Debe saber –como dice D. Luengo – que los ataques de pánico «son como pompas de jabón», (1) muy visibles e impactantes por fuera, pero al pincharla (hacerle frente) no tiene nada por dentro. El éxito para superarlos radica en que no sea otro el que le pinche la pompa de jabón, sino que lo aprenda a hacer la misma persona que los vive. Será de gran ayuda reconocer que siempre en los ataques de pánico no existe, realmente, situación alguna que le ponga en riesgo su seguridad personal. Eso ayudará a perderle miedo al mismo miedo, y a afrontar con serenidad y seguridad los episodios generadores de pánico.
g) Es de vital importancia, y necesario, que quien padece de ataques de pánico, haga un ordenamiento de su vida espiritual poniendo al día su ALIANZA CON DIOS. Sería ingenuo y errático presumir de que no tiene nada que ver lo espiritual con su salud emocional; no se te diga como dice en el Salmo: «La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido» (cf. Sal 188, 22) que tiene mejorando su intimidad y confianza en Él, hasta aprender a vivir protegido en su Gracia, en la fuerza renovadora y santificadora de los Sacramentos, en la custodia maternal de la Virgen María con el Santo Rosario, para alejar toda acechanza del demonio que, justo por la mente, buscará entrar para romperle la paz y hacerle vivir en una permanente angustia y miedo. Le hará sumo bien dedicar horas, periódicamente, de adoración a Jesucristo en el Sagrario y orar en su casa, con su familia o sus vecinos. El método de la «Oración del Corazón», disponible en el canal de YouTube de Hospitalitos de la Fe te será de gran consuelo y bendición.
El miedo es el epicentro de los eventos de pánico, y ahí debes poner la atención del auxilio que necesitas. A quien padece esta situación se le ha de proveer de un real encuentro con Dios, ya que Dios es amor y ese es, justo, el antídoto ante el miedo, pues dice, en la Biblia: «Yahvéh marchará delante de ti, él estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas ni te asustes» (Dt 31,8). Y, también: «No cabe temor en el amor; antes bien, el amor pleno expulsa el temor, porque el temor entraña castigo; quien teme no ha alcanzado la plenitud en el amor» (1Jn 4, 18).
Si estás ante una persona con ataque de pánico hazle sentir el amor de Dios, con un abrazo, con la oración, con algún gesto de contacto corporal sereno, y animándole a que respire profundamente diciendo: «Señor Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí» (Lc 18, 38).
Para compartir:
1.- Identifica el tipo de ocasiones, los síntomas iniciales y las reacciones emocionales que te generan esos eventos y las situaciones que en la infancia te ocasionaban miedo, ansiedad, angustia.
2.- Internaliza y aplica ante los eventos de pánico, la enseñanza de la metáfora usada por el psicólogo Domènec Luengo para definir los ataques de pánico: «son como pompas de jabón».
Autor:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
(1) Domènec Luengo. Licenciado en Psicología, Especialidad de Psicología Clínica por la Universitat de Barcelona. Asimismo, Doctor en Pedagogía por la Universitat de Barcelona. Es especialista en trastornos de ansiedad, pánico y fobias…