Así es como se va la mayoría de la Iglesia Católica hacia una Secta Protestante:
Al ver que le tratan tan bien – especialmente cuando se sienten solos y abatidos por alguna dificultad -, acepta ir a una de sus reuniones diciendo, «Yo soy católico y no me voy a cambiar». Ellos le dicen: «No hay inconveniente por eso. Usted puede seguir siendo católico. Solamente le invitamos para que nos acompañe al menos una vez. Verás que te vas a sentir bien».
Ese católico, por no ser descortés y, en gratitud por las ayudas recibidas, acepta y va a donde la Secta se reúne. Como le continúan tratando bien, vuelve a asistir a la Secta, sigue yendo, y se acostumbra a asistir. Dice que sigue siendo católico, que no ha abandonado la Iglesia, pero acepta y deja pasar todo lo que en ese lugar dicen falsamente contra la Iglesia Católica. Ni se da cuenta de esas ofensas y mentiras que dicen porque desconoce la Biblia y la doctrina de la fe católica. Por eso no nota dónde está el error, ni las calumnias heréticas que le siembran en la mente. Como no lo atacan a él personalmente, sino que todo es hacia la Iglesia Católica; y, como tampoco es que lo hacen siempre, más el interés porque está siendo favorecido en alguna urgencia o deseo personal, se queda en esa Secta y no tarda en comenzar a sacar sus espuelas de desprecio en contra de su Iglesia madre. Aquello de que todavía seguía siendo católico se borró del mapa.
¡Qué tenemos! Que la Apologética convencional, clásica, la que llega por las redes sociales, de modo presencial o en algún texto escrito, anda muy mal quedándose solo en repartir citas bíblicas, creyendo que con eso ya está dando en el clavo de las necesidades de las personas ante el asedio y el proselitismo de las Sectas; cuando están llegando es por la puerta de las debilidades humanas, y no los atacan con citas bíblicas. Son pocos los casos cuando arremeten con citas bíblicas; y lo hacen – de ordinario –, es con el católico que le sale al paso a defender su fe. La mayoría de las Sectas le entra al católico, no cuando lo encuentran bien, sino cuando lo ven en dificultades, llegando con “afectos”, “suaves palabras”, con medicina, en grupo, con un abrazo, con comida, con presencia. Tal cual como lo anunció san Pablo en Rm 16, 17-18:
«Hermanos, les ruego que tengan cuidado con esa gente que va provocando divisiones y dificultades, saliéndose de la doctrina que han aprendido. Aléjense de ellos. Esas personas no sirven a Cristo, nuestro Señor, sino a sus propios estómagos, engañando a los ingenuos con palabras bonitas y piadosas».
Es por ahí, por el lado débil, por donde difícilmente se pueda resistir, que arrastran al católico o al que aún no ha recibido por primera vez el anuncio del Evangelio.
Para compartir:
1.- ¿A qué responde la estrategia de las sectas de abordar a los católicos especialmente cuando están pasando por un mal momento?
2.- ¿Por qué los seres humanos suelen tropezar y equivocarse tanto cuando atraviesan momentos difíciles?
Autor:
Pbro. Héctor Pernía, mfc