Apologética en la Liturgia de la Palabra
¿SOMOS REALMENTE CRISTIANOS?
Lunes, XXVIII Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: Rm 1, 1–7; Sal 97, 1–4; Lc 11, 29–32
Comentario:
¿Jesucristo estaría hablando solamente de Jerusalén cuando dijo de Israel: “Esta generación es una generación malvada; pide un signo, pero no se le dará otro signo que el signo de Jonás” ? (Lc 11, 29)
Pero, ¿qué significa pervertir? Según la Real Academia es «Viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc..» Y, también, «Perturbar el orden o estado de las cosas.» (1)
¿Hay perversión en la generación cristiana actual?
Hay abundancia de signos que nos llevan a responder que sí la hay; salvando, claro está, muchos testimonios de santidad, en su mayoría anónimos, que no se notan, no reciben publicidad y parecieran no existir.
¡Cuántos, los que con gran astucia y habilidad elaboran sus propios relatos de doctrina, sus evangelios amañados, con los que arrastran a muchas almas a desviarse del depósito de la fe y de la comunión con Cristo!
¡Cuántos, entre ellos, que habiendo recibido con claridad la Sana Doctrina y que la Iglesia Católica es la única Iglesia fundada por Cristo, simplemente les da igual y siguen en una secta o se ponen a fundar una nueva acuñada y atribuida a Cristo! (cf. Hb 10, 26; 2Pe 2, 21-22). De ellos, el apóstol Pablo también dice:
«tienen la inteligencia corrompida, están privados de la verdad y piensan que la piedad es un negocio” (1Tm 6, 5).
¡Cuántos, los que, por preferir el dinero, la vanidad o el placer dejan a un lado a Cristo para entregar la confianza de su corazón a bisuterías de la nueva era!, como: cursos de ángeles, cursos de milagros, coatching, feng shui, el zen, el yoga, el vegetarianismo, vibración y polaridad, reiky, constelaciones familiares, gnosticismo, masonería.
Y también; ¡cuántos, los que, con sus muchas manchas de doble vida, inmoralidad, desenfrenos, secularismo, ambiciones materiales, codicias, intrigas, murmuraciones, odios, violencia, siendo católicos, actúan como eclipses, ocultando con su endurecido orgullo y presunción, la luz radiante de Cristo que habita dentro de nuestra Iglesia, y arrastramos a otros a nuestros propios tropiezos.
Otra forma de alteración, de perversión, que fue denunciada por el Papa Francisco, es la que él denominó: la santidad de lavandería: «Esa santidad que se preocupa solamente en ser perfectitos, el perfeccionismo. Perfectos en tener mi sábana limpia, de lavandería, impecable. De qué nos serviría eso si no tenemos el celo por anunciar a Jesús, por perdonar, por llevar su misericordia y su esperanza a los demás. ¿De qué nos sirve tanto perfeccionismo?” (2)
En esto, de no alterar el evangelio, la fe, el seguimiento a Cristo, la luz de la linterna alumbra tanto dentro como fuera, tanto a hermanos protestantes, como a nosotros los miembros de la Iglesia Católica.
Los malos ejemplos que muchos católicos dan, oscurecen y hacen más difícil el regreso a Casa de muchos hermanos separados de la Iglesia. Es por ello que la verdadera defensa de la fe va de la mano con la propia conversión, el testimonio, la transparencia de vida.
Fuente:
(1) Pervertir – Conjugación. [dle.rae.es/pervertir]
(2) VIDEO: El Papa pide no buscar una santidad de «lavandería». [aciprensa.com/noticias/47555/video-el-papa-pide-no-buscar-una-santidad-de-lavandería]
Para compartir:
1.- ¿Qué pasaría con la trasmisión del Evangelio a las venideras generaciones de nuestras familias, si sus miembros actuales lo alteramos y adulteramos?
2.- ¿Qué clase de testimonio como seguidor de Cristo, ven en mí quiénes me conocen?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
