Apologética en la Liturgia de la Palabra
MEDIACIÓN DE CRISTO E INTERCESIÓN DE LOS SANTOS
Lunes, XXIV Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: 1Tm 2, 1-8; Sal 27, 2. 7-9; Lc 7, 1-10
Comentario:
Es necesario hacer frente a la adulterada interpretación que los protestantes hacen de 1Tm 2, 5: ”Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús”.
Ellos alegan con ese versículo, que no hay que pedirle a los Santos sino solamente a Cristo. Ignoran que, antes y luego, el mismo texto exhorta a que hagan oraciones unos por otros, ¡y eso ya es intercesión! Tenemos amigos y hermanos en la fe no solo en la tierra. Los mejores los tenemos en el cielo y su oración tiene más poder que la de nosotros los pecadores. Dice así St 5, 16: ”La oración ferviente del justo tiene mucho poder”.
Mientras las sectas reducen el sentido de 1Tm 2, 5 al tema de la intercesión ante Dios, del cual no está hablando el pasaje, ellos vendan las mentes y los ojos para evitar que se conozca verdadero mensaje que allí se nos está dando: Que el ofrecimiento del SACRIFICIO de CRISTO es el único que puede alcanzarnos la Salvación, y que su SACERDOCIO, mediante sus ministros legítimos, es el que puede presentar ante Dios ese sacrificio.
Allí mismo, seguido al verso cinco donde dice que Cristo es el único Mediador entre Dios y los hombres, explica de qué se trata dicha Mediación: «Se entregó a sí mismo como rescate por todos. Este es el testimonio dado en el tiempo oportuno» (1Tm 2, 6). Podrás notar que habla sin ambigüedad del sacrificio redentor de Cristo, y que para nada está hablando de la intercesión de los Santos.
Visitemos un instante el Catecismo de la Iglesia Católica y precisemos un poco más la verdadera enseñanza doctrinal presente en 1Tm 2, 5
«El sacrificio redentor de Cristo es único, realizado una vez por todas. Y por esto se hace presente en el sacrificio eucarístico de la Iglesia. Lo mismo acontece con el único sacerdocio de Cristo: se hace presente por el sacerdocio ministerial sin que con ello se quebrante la unicidad del sacerdocio de Cristo: Et ideo solus Christus est verus sacerdos, alii autem ministri eius («Y por eso sólo Cristo es el verdadero sacerdote; los demás son ministros suyos») (Santo Tomás de Aquino, Commentarium in epistolam ad Haebreos, c. 7, lect. 4) (n. 1545)
Para muestra de que sí es bíblica, loable y bendecida por Dios la intercesión de otros hermanos ante Dios, tenemos el ejemplo del evangelio de hoy. En Lucas, la oración del centurión logró el milagro de Jesucristo: Su criado se sanó. Y, Jesucristo, ¿a cuántos ha santificado y llevado al cielo desde su venida hasta hoy? ¡A muchísimos! Qué consuelo y gozo saber que tenemos en el cielo un incontable ejército de justos que nos ayudan y apoyan con su oración a quienes peregrinamos en la tierra.
Para compartir:
1.- ¿De qué modo alteran las sectas protestantes la interpretación de 1Tm 2, 5?
2.- ¿Quién podría ser el autor real de hacer que muchos tropiecen dando una falsa interpretación a ese texto bíblico y rechazando la intercesión y ayuda de los Santos?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
