Apologética en la Liturgia de la Palabra
NATURALEZA Y PRECIO DE LA IDOLATRÍA
Lunes, XX Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
San Pío X, papa, memoria obligatoria.
Lecturas del día: Jc 2, 11-19; Sal 105, 34-37. 39-40. 43-44; Mt 19, 16-22.
Comentario:
Las páginas de las Santas Escrituras que hoy nos ofrece la Liturgia nos iluminan y orientan acerca del tema de la idolatría y de sus consecuencias para las personas y pueblos que caen en ella. Qué equivocados, ciegos, y qué mal interpretan la Biblia aquellos hermanos que ven demonios en cualquier imagen cristiana. Tal vez la rebeldía, que arrastra a la verdadera idolatría, es la que domina tales corazones, ya que no les deja ver la verdad, sino que les hace ver todo al revés.
¡Veamos en qué consiste la idolatría!
Dios condena la soberbia y rebeldía de Israel:
«…abandonaron a Yavé para servir a los Baales y a las Astartés» (Jc 2, 12-13), ¿Cómo puede llamarse cristiano, o evangélico, quien compare una imagen concerniente a Jesucristo, que es Dios, con dioses falsos como Baal y Astarté, provenientes de pueblos paganos, y que en nada provienen ni eran destinadas al culto al Dios verdadero? No cabe duda de la ausencia del Espíritu Santo dirigiendo tales grupos y/o personas, y de la presencia del adversario, vestido como ángel de luz, usándoles como siervos para ponerlos en contra de Dios.
La acusación de idolatría ha de apuntar, también, a quienes, habiendo sido consagrados a Dios en el bautismo, hoy le dan la espalda, deshonran a sus padres y le entregan alma, vida y culto, a sus propias interpretaciones de Dios, a los líderes de sus sectas, a sus alucinaciones y ambiciones personales; o, a quienes se entregan a espíritus de demonios en la brujería, idolatrando a líderes políticos, músicos, deportistas, entre otros.
Otra característica de la idolatría es la obcecación de cerrar los oídos y los corazones a la voz de los pastores de la única y verdadera Iglesia. Actúan como aquellos judíos, que se rebelaron contra los ministros que Dios les había puesto delante en representación suya (cf. Jc 2, 16-19).
Los muy conocedores de la mal llamada Santería, saben muy bien, por ejemplo, que, en muchos casos, en esa religión cometen la abominación de sacrificar vidas humanas como ofrenda y precio de un beneficio que fueron a solicitarle a un demonio apartado de Dios. Tales actos son reprendidos por Dios como abominables en el Salmo Responsorial (cf. Sal 105, 36-38. 43).
¿Y las consecuencias de la idolatría?
Por tal pecado, a Israel otros pueblos le sometieron y les sobrevino la ruina.
«Los entregó [Dios] en manos de salteadores que los despojaron, los vendió a sus enemigos de todo el contorno (…) Cada vez que iban a la guerra, la mano de Yahvé se alzaba en su contra para su desgracia tal como Yahvé se lo había dicho y jurado: estaban en una situación desastrosa» (Jc 2, 13-15).
No sorprende ver, en la actualidad, en países como Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba, y otros…, donde la brujería cunde por todas partes, la devastación, la opresión y la esclavitud; acabaron con el bienestar y progreso del que antes disfrutaban.
Para compartir:
1.- ¿Qué causa puede estar detrás de los hermanos protestantes, que les impide entender correctamente los textos bíblicos que tratan el tema de la idolatría?
2.- ¿Por qué el permisivismo y la tolerancia que muchos le dan a la práctica de la brujería, mientras que hacia las imágenes cristianas predomina, incluso entre católicos, el ataque y la crítica infundada?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc