Apologética en la Liturgia de la Palabra
JESÚS, LA PERLA Y EL TESORO
Miércoles, XVII Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: Ex 34, 29–35; Sal 98, 5–7. 9; Mt 13, 44–46
Comentario:
En este día, la Palabra de Dios que se nos proclama en las lecturas del Éxodo y San Mateo, nos invita a profundizar en la cualidad más importante de Dios: su inefable donación.
Las Parábolas del Tesoro en el campo y de la Perla preciosísima, en su conjunto, señalan la infinita riqueza del hombre que vive el Encuentro con el Dios vivo y verdadero. Sin embargo, no basta con haber tenido esta experiencia, sino que es necesario dar los pasos necesarios para que ese Tesoro abarque todo el corazón y la vida entera. De esta manera, Jesús pone de manifiesto cómo cada persona está llamada a corresponder a la gracia del Encuentro con la entrega completa de la vida, lo cual implica que la persona sea capaz de vender todo lo que tiene para adquirir lo que se ha encontrado.
Todas y cada una de las historias de Conversión tienen a la base la Gracia del Encuentro con Cristo que fascina a quienes se les presenta, los cuales – decididos – se deciden por entregar en sus manos todo lo que son y lo que tienen para poder decir como San Pablo en Flp 3, 8: “Todo es estiércol comparado con la gracia de poseer a Cristo”.
En este sentido, las historias de Conversión de hombres y mujeres a la plena Fe Cristiana nos muestran que esta Conversión sólo es plena cuando se vive en la plenitud de los medios de Santificación y Comunión que existen en la Iglesia Católica: Así pasó con Santa Edith Stein, quien de judía pasó al ateísmo filosófico para culminar en el Catolicismo; con San Agustín y su paso por las filosofías y herejías de su tiempo; con Santa Teresa de Jesús, quien siendo ya religiosa Carmelita, desarrolló la Reforma del Carmelo; con el próximo Santo John Henry Newman, quien se convirtió del Anglicanismo al Catolicismo.
Tristemente no pasó así con quienes pasaron del Catolicismo al Protestantismo, pues aunque tuvieron una mejoría moral (no todos), han dejado atrás los Sacramentos y, principalmente, la Perla preciosísima de la Eucaristía.
LA CONVERSIÓN VERDADERA Y PLENA SÓLO PUEDE VIVIRSE EN LA FE CRISTIANA CATÓLICA Y NUNCA FUERA DE ELLA. Pidamos, pues, a Dios esta Gracia de corazón.
Para compartir:
1.- ¿Qué te hace falta para adquirir y disfrutar a Cristo?
2.- ¿Oras y actúas para que otros más puedan encontrarlo?
Elaborado por:
P. Christopher Cortés, mfc