Apologética en la Liturgia de la Palabra
Tema: LO QUE SOLO LOS SANTOS LOGRAN VER
Jueves, XVI Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: Ex 19, 1-2. 9-11. 16-20b; Sal. Dn 3, 52-56; Mt 13, 10-17
Comentario:
De las maravillas del Reino de Dios, solo los que llevan el corazón limpio alcanzan a gozarse en su contemplación y disfrute. ¡Solo ellos! Los hubo, y los hay más en abundancia, antes y después de la venida de Cristo al mundo: ¡Ellos son los Santos!
El evangelio de hoy apunta a ellos. Jesús alaba a los justos que, ya en la tierra o en el cielo, alcanzan a conocer los gloriosos secretos del Reino de Dios.
San Agustín, en uno de sus sermones, nos dejó una bellísima interpretación de este texto evangélico en la que nos habla de los Santos, de la Antigua y la nueva Alianza, y hace un prudente llamado a permanecer fieles en la Iglesia para así gozar también de dicha gracia:
«Muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis» (Mt 13, 17).
«El profeta dice en un salmo: «Me consumo ansiando tu salvación y espero en tu palabra » (118, 81)… ¿Quién expresa este deseo ardiente si no «la raza escogida, el sacerdocio real, la nación santa, el pueblo escogido por Dios» (1Pe 2, 9), cada uno en su época, en todos los que vivieron, que viven y que vivirán, desde el origen del género humano hasta el fin de este mundo?… Por eso el Señor mismo les dijo a sus discípulos: «Muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis». Es pues su voz, la que hay que reconocer en este salmo… Este deseo jamás cesó en los santos y continúa ahora, en «el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia» (Col. 1, 18), hasta que venga «El Deseado de las naciones» (Ag 2, 8 tipos de Vulg)
«En los primeros tiempos de la Iglesia, antes de la encarnación en la Virgen, existían santos que deseaban la llegada de Cristo en la carne; y desde entonces hasta su Ascensión existían otros santos que desean la manifestación de Cristo para juzgar a vivos y muertos. Desde el comienzo hasta el final de los tiempos, este deseo de la Iglesia jamás perdió su ardor, incluso tampoco mientras el Señor vivió sobre tierra en compañía de sus discípulos«. (1)
Seamos como las doncellas prudentes que previeron llenar sus lámparas con aceite listas para recibir al esposo. Llenemos así, del aceite de la pureza y santidad nuestras almas para que, llegado el momento de partir al encuentro con Cristo, nos gocemos de contemplar y estar cara a cara ante y junto a la eterna gloria de Dios.
Fuente:
(1) San Agustín, obispo. Discurso: Deseo de ver a Cristo. Discurso sobre los Salmos, Sal. 118, n° 20 ; CCL 40, 1730. [deiverbum.org/mt-13_10-17/]
Para compartir:
1.- ¿Por qué es necesario permanecer fiel en la Iglesia de Cristo para poder contemplar y conocer los secretos del Reino de Dios?
2.- ¿Qué fragmento del escrito de San Agustín te llamó más la atención, y por qué?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc