Apologética en la Liturgia de la Palabra
DUDAS QUE MUCHOS TIENEN
Miércoles, XV Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: Gn 41, 55-57; 42, 5-7. 17-24a; Sal 32, 2–3. 10–11. 18–19; Mt 10, 1–7
Comentario:
La Iglesia de Cristo:
El Evangelio nos deja una importantísima enseñanza: La Iglesia que Jesucristo fundó se levanta sobre la columna de los doce apóstoles, es apostólica y, además, la heredera y depositaria del pueblo y las promesas prefiguradas en los doce hijos de Jacob; de los cuales nos hace narración la primera lectura. Dice en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 765): «El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena consumación del Reino. Ante todo, está la elección de los Doce con Pedro a su Cabeza» (Mt 19, 28; Lc 22, 30).
Esta es la Iglesia de la Salvación, en la que irradia la luz de la numerosa descendencia de la cual el Señor le habló – lo vimos en la liturgia de ayer – a Jacob cuando le cambio el nombre, (cf. Gn 32, 29) y le anunció que en adelante se llamaría ‘Israel’, que en hebreo significa: “El que lucha con Dios”.
Por una razón muy importante, en la lista de los doce apóstoles Jesús menciona de primero a Pedro, junto a su hermano Andrés, y progresivamente nombra al resto. ‘Doce’, que indica Universalidad, realidad presente de las promesas hechas por Dios a Abraham y a su hijo Jacob, y que tiene a Pedro como el primero entre ellos, el guía, el titular, el príncipe entre los Apóstoles, para indicar, la universalidad y la unidad del nuevo Pueblo de Dios, de la Iglesia de Cristo.
Que nos queda ahora, ir a buscar de entre todas las que salen a la palestra como “iglesias de Cristo”, aquella cuya historia y doctrina se une, en sucesión y fidelidad de integridad, a la fe que recibieron y predicaron los doce Apóstoles, con Pedro a la cabeza.
La pena y vergüenza que muestran los hermanos de José cuando caen en cuenta que aquel a quien años atrás despreciaron y vendieron a los egipcios, era su propio hermano menor, y que resultó siendo su única carta de salvación para solucionar la hambruna de su territorio es, de algún modo, preludio y aviso de semejante vergüenza y dolor que sentirán quienes, usando el nombre de Cristo, arremeten con ira para destruir y acabar con el Cuerpo del Hijo amado de Dios, Jesucristo: la Iglesia (cf. Ef 1, 22-23; Col 1, 18-24).
Postrarse ante personas, ¿siempre es idolatría?
Algunos piensan que postrarse ante una persona, en cualquier circunstancia, es idolatría. Sin embargo, en la primera lectura, tomada del libro de Génesis, vemos un caso donde por respeto y súplica, y no de adoración, los hijos de Jacob se postran ante su hermano José al llegar a Egipto en busca de comida. Nótese como en ningún momento Dios les reprueba ese acto. José no les regaña por hacerlo, porque sabe bien que sus hermanos no lo están convirtiendo o confundiendo con un dios.
Para compartir:
1.- ¿Qué prefiguración profética está reflejada en el pasaje bíblico de la primera lectura?
2.- ¿Conoces algún otro ejemplo en la Sagrada Escritura donde se evidencien postraciones ante personas o imágenes sagradas donde no hay idolatría?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc