1Jn 2, 22–28; Sal 98, 1–4; Jn 1, 19–28
Comentario:
Los hay en abundancia, y reflejo o prueba de ello son, miles de sectas que surgen y aparecen en muchos países. No puede hablarse de fidelidad a Cristo donde abunda el cambiarse de una iglesia a otra, de un bautismo a otro.
A continuación, algunas claves desde la Liturgia de hoy, que nos ayudarán conocer varias de las maneras como un cristiano reniega de Cristo:
a). ”Todo el que niega al Hijo no posee al Padre. Todo el que confiesa al Hijo posee también al Padre.” (1Jn 2, 23)
Son los que, ya habiendo recibido a Cristo el día del bautismo, renunciaron y lo cambiaron por otro. Y no son pocos, los que ya han recibido hasta cuatro, cinco y más bautismos. Lo hacen, algunos intencionadamente, y otros, por no conocer o no comprender lo que dice en Ef 4, 5: “un solo bautismo, una sola fe, un solo Dios y Padre.…” Cristo fundó una sola Iglesia para todos los tiempos y para toda la vida.
Hermanos cristianos, tengamos en cuenta que el día que recibimos el bautismo, ese día confesamos al Hijo, y por eso poseemos al Padre. Eso nos explica por qué somos hijos de Dios. Indaguemos e investiguemos, y veremos que el bautismo de niños y por infusión, echando agua en la cabeza lo hacían los primeros cristianos; es entonces, que caeremos en cuenta que los protestantes están en una situación muy comprometedora, por haber negado a Cristo el día que rechazaron y renunciaron al bautismo católico.
b). La humildad en decir quién es, sin añadir ni quitar.
Como San Juan Bautista debe ser cada auténtico cristiano y todo auténtico pastor. No hacernos llamar por títulos que no poseemos. A San Juan Bautista le preguntaron si era el Mesías, y él dijo, de una vez, que no lo era. Si él hubiera actuado como los pastores protestantes, no esperaría para decir que sí lo era; sobre todo, viendo que mucha gente venía a él y le seguía. Sin embargo:
“Juan… no ocultó la verdad; y declaró: “Yo no soy el Mesías.” Le preguntaron:” ¿Quién eres, entonces? ¿Elías?” Contestó: “No lo soy…” (Jn 1, 20-21) ¿Qué tal esa misma pregunta a todos los que dicen ser pastores o sacerdotes? No pocas veces algunos se han hecho pasar por sacerdotes sin serlo. Y más abundantemente sucede con el título de pastores. Si es verdadero pastor o sacerdote debería responder que sí lo es, y presentar sus credenciales, y, por el contrario, si no es sacerdote o pastor, debería decir como Juan el Bautista: «no lo soy.» ¡Y punto!
c) ”Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros” (1Jn 2, 26-27)
Este aviso que nos hace Dios, es señal suficiente para saber que pululan engañadores diciendo que son ‘cristianos’, ‘evangélicos’, ‘pastores’, ‘profetas’, y que sus lugares de reunión son ‘iglesias’.
d) ¿Qué debemos hacer?
Lo que allí mismo en la Biblia se nos pide: “Y en cuanto a vosotros, la unción que de él habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe.” (1Jn 2, 27). Refiere a la unción recibida en el santo bautismo, en la que fuimos inscritos en el libro de la vida.
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc