*Lecturas del día:* 1Jn 3, 22 – 4, 6; Sal 2, 7-8. 10-11; Mt 4, 12-17. 23-25.
*Comentario:*
Traemos, para responder esta inquietud, este valioso estudio contenido en el Nuevo Diccionario de Espiritualidad (1)
San Juan, en su primera carta, pone en guardia a los cristianos para que adopten una actitud crítica frente a las inspiraciones: «Queridísimos, no os fiéis de todo espíritu, sino examinad los espíritus, a ver si son de Dios» (1Jn 4,1). Mas ¿cuáles son los criterios por los que podemos estar seguros de que una determinada inspiración viene efectivamente de Dios? De la doctrina paulina se obtienen algunos de estos criterios:
a. Los frutos: El espíritu bueno y el malo se reconocen por sus frutos: «Las obras de la carne son manifiestas: fornicación, impureza, lujuria… Por el contrario, los frutos del Espíritu son: caridad, alegría, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, continencia» (Gál 5,14-22; cf Ef 5,8-10; Rom 7,4-5.19-20).
b. La comunión eclesial: Los dones auténticos del Espíritu son los que edifican la Iglesia *(cf. 1 Cor 14,4.12.26).* Los carismas son dones fecundos para la Iglesia; sobre todo la profecía, la cual es una palabra eficaz que da paz, ánimo y confianza.
c. La fuerza en la debilidad: El Espíritu se manifiesta con signos de poder: milagros, seguridad para proclamar la palabra de Dios y afrontar las persecuciones (cf. 1Tes 1,4-5; 2 Cor 12,12). Son signos que resultan tanto más auténticos cuanto más contrastan con la debilidad del apóstol (cf. 2 Cor 2,4; 12,9).
d. La inmediatez de Dios: Seguridad de una vocación divina en la docilidad eclesial. Por una parte, Dios da la certeza de su vocación (cf. Rom 1,1; Gál 1,15; Flp 3,12) y, por otra, esa llamada debe ser autenticada por la comunidad eclesial (cf. Gál 1,18) y por sus responsables.
e. La luz y la paz: Los dones del Espíritu no son impulsos ciegos que suscitan dificultades y desorden (cf. 1Cor 14,33). Esto vale no sólo de las manifestaciones extraordinarias, sino también de las mociones interiores: «La tristeza que es según Dios causa penitencia saludable e irrevocable, mientras que la tristeza del mundo engendra la muerte» (2 Cor 7,10), «porque el pensamiento de la carne es muerte, pero el pensamiento del espíritu es vida y paz» (Rom 8,6; cf 14,17-18).
f. La comunión fraterna: Es el criterio más seguro e importante que revela los signos de la presencia del Espíritu (cf. 1Cor 13). La caridad hace también respetar y amar los carismas de los otros (1Cor 12).
g. ¡Jesús es el Señor! El criterio supremo del discernimiento es el alcance y las consecuencias que ciertas mociones o actitudes tienen respecto a Jesús: «Nadie, hablando en el Espíritu de Dios, dice: ‘Maldito es Jesús’, ni nadie puede decir: ‘Jesús es el Señor’, sino el Espíritu» (1Cor 12,3). Confesar que Jesús es el Señor no es sólo pronunciar una fórmula, sino descubrir el secreto de su persona, proclamar su divinidad, adherirse a él por la fe y el amor, lo cual no es posible más que con la gracia del Espíritu Santo.
*Fuente:*
(1) S. de Fiores – T. Goffi – Augusto Guerra, _Nuevo Diccionario de Espiritualidad,_ Ediciones Paulinas, Madrid 1987. Tomado de: e-Sword -the Sword of the LORD with an electronic edge
*Para compartir:*
1) _¿Cuáles son los principales indicadores recomendados por el apóstol Pablo para distinguir el espíritu que viene de Dios?_
2) _¿Cómo identificar si vienen o no de Dios las denominaciones que se presentan como cristianas o evangélicas?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc