Apologética en la Liturgia de la Palabra
Jueves, V Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: Gn 2, 18-25; Sal 127, 1-5; Mc 7, 24-30.
*Comentario:*
Hoy, en la primera lectura, meditando el relato de la creación de Eva, aprendamos que para Dios hay una igual dignidad entre el hombre y la mujer. Veamos: El texto bíblico comienza con una declaración de Dios: “No es bueno que el hombre esté sólo” (Gn 2, 18), en la cual nota la soledad del hombre; por ello juzga como bueno que éste tenga compañía. Acto seguido dice: “voy a hacerle a alguien como él” (v. 18). Fíjese bien, Dios decide hacer a alguien COMO el hombre; no dice PARA el hombre (ni nada que denote desigualdad entre esas dos creaturas suyas). Además, señala el propósito: para que le ayude. No se trata de simple compañía, de sólo quitarle la soledad; se trata de alguien que le ayude (no que sea su sirviente).
Para ayudar, ese alguien debía ser igual que el hombre. Dios tiene tan alta estima del hombre que ha creado, que no le va a proveer de alguien inferior a él. Prueba de esto lo tenemos en el relato que sigue: “Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán (…); pero no encontró ninguno como él, que le ayudase” (Gn 2, 20); ninguna de esas creaturas (aunque iguales en origen que Adán: modeladas de la tierra) resultó ser COMO él, ninguna podía ayudarle. Ninguna resultó igual al hombre ni en sus facultades ni en su naturaleza.
Para dar la solución definitiva, Dios hace a ese complemento del hombre a partir de él mismo “hueso de mis huesos, carne de mi carne”, dijo Adán. Así serán iguales ante Dios. Es por ello que, siglos más tarde (con la redención de la humanidad realizada por Cristo), el apóstol San Pablo afirmó que entre los bautizados en Cristo ya no hay “…ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (cf. Ga 3, 28).
Ese fue el estado establecido inicialmente por Dios: igualdad entre hombres y mujeres. Fue el pecado, y sus consecuencias, lo que trajo las desigualdades sociales y culturales que, todavía hoy, subsisten entre ambos sexos. Es por ello que la Iglesia afirma:
“Hay que superar y eliminar, como contraria al plan de Dios, toda (…) forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de SEXO, raza, color, condición social, lengua o religión”(1).
El término hombre no designa sexo en su sentido más amplio. Hombre viene de Humus (tierra). Por eso, cuando se habla de hombre, es en realidad del ser humano: “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.” (Gn 1, 27).
*Fuente:*
*(1)* Catecismo de la Iglesia Católica, Numeral: 1935.
*Para compartir:*
1.- ¿Cómo crees que debemos entender las modernas “ideologías de Género” y el mal llamado “matrimonio igualitario” a la luz del Magisterio y de la Palabra de Dios?
2.- ¿De qué modo la fe cristiana supera y soluciona la visión dualista y desigual que el mundo y sus ideologías tienen entre el hombre y la mujer?
*Elaborado por:*
Nelson Ledezma, mfc