Sábado, V Semana del Tiempo Ordinario, feria. Ciclo B / Año impar.
*Lecturas del día:* Gn 3, 9-24; Sal 89, 2-6.12; Mc 8, 1-10.
*Comentario:*
¡Qué difícil debió haber sido para Dios emitir esas sentencias que hoy leemos en la primera lectura! Siendo que Dios dirige sus acciones hacia nosotros por amor (cf. Jn 3, 16; Rm 5, 8; 1Jn 4, 7-9) podemos entender esas sentencias como un acto de su misericordia; aunque los enemigos de la fe lo vean como un “juicio” de castigo y de venganza (sabemos que es Satanás quien promueve esas mentiras).
Sin detenernos ahora en esas sentencias de Dios, que fueron sólo consecuencias del pecado, centremos nuestra atención en lo que dice Gn 3, 21: “El Señor Dios hizo túnicas de piel para Adán y su mujer, y los vistió”; si leemos un poco más atrás -en Gn 3, 7- vemos que ellos, tras su desobediencia, al darse cuenta que estaban desnudos, “cosieron hojas de higuera” para vestirse con ellas. Es decir, ante el frágil intento de ambos por “cubrir su desnudez”, Dios le provee de una vestimenta más firme; Él no los abandona.
Más aún, podemos ver en este gesto de Dios un indicio de que Él iba a proveer un medio para la salvación del pecado: Las túnicas son de piel; esto nos hace pensar en un “sacrificio”, por el pecado, para obtener la piel necesaria para tales vestidos. Bien sabemos que el “sacrificio” definitivo para “cubrir” nuestra naturaleza pecadora y hacernos aptos para el Reino de Dios, se dio en la persona de Jesucristo (cf. Gn 22, 8; Jn 1, 29; Hb 10, 12; Ap 5, 6). Pues bien, tras el juicio de Dios, vemos que Dios no abandonó a aquellos pecadores: ni en el “corto plazo” (les da túnicas de piel), ni en el “largo plazo” (prefigura la redención de Cristo). Igual con nosotros hoy: en nuestro presente, nos regala el sol “sobre malos y buenos” (cf. Mt 5, 45) pero también nos ofrece su salvación eterna (cf. Jn 3, 36; 5, 24).
Otro gesto de misericordia lo vemos también en los versículos siguientes (Gn 3, 22-24). Allí Dios “expulsa” al hombre del paraíso, pero leemos la razón de ello: “no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él VIVA PARA SIEMPRE”. No quiso Dios que el hombre “viviera para siempre” en esa condición pecadora; sólo por misericordia tomó tal decisión, sólo movido por su “compasión” por nosotros –como actuó Cristo en el evangelio de hoy- (Mc 8, 2).
*Para compartir:*
1.- ¿Con qué ejemplos (de tu vida o de los Santos) le explicarías a otros que lo que nos parecen “castigos” de Dios, realmente son una muestra de su misericordia que nos llama al arrepentimiento de nuestros pecados?
2.- ¿Sabes que enseña la Iglesia sobre la misericordia de Dios? ¿Puedes ubicar esas enseñanzas en el Catecismo de la Iglesia?
*Elaborado por:*
Nelson Ledezma, mfc