Apologética en la Liturgia de la Palabra ¿Por qué tanta intolerancia entre los Cristianos?
Lunes, X Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: 2Co 1, 1–7; Sal 33, 2–9; Mt 5, 1–12
Comentario:
En el camino de la defensa de la fe; del esfuerzo por ayudar a un hermano separado de la Iglesia Católica a reconsiderar su decisión, a menudo pasa que, a pesar de que con claridad y espléndida fundamentación se le hace saber que está en un camino equivocado y que la sana doctrina y la verdad plena subsiste en la Iglesia católica, este actúa con simpleza y sin darle peso en su vida a lo que se le haya dicho, continuando en la secta como si nunca se le hubiese dicho nada.
Pasa muchísimo, que en un debate – sobre todo en las redes sociales – mientras el católico le argumenta sólida y exhaustivamente la fe que profesa, el hermano protestante ni lo lee, sino que le sale con cualquier palabra o frase despectiva o despreciativa, sin prestarle atención a lo que se le dice.
¿Qué tiene que ver esto con los textos bíblicos de hoy?
Diría que las actitudes de intolerancia e irrespeto anti católico en la mayoría de miembros de las sectas protestantes y de quienes se auto declaran ateos radica en que, llevados por las tendencias de la sociedad actual, buscan darse vida, felicidad y gozo por caminos muy opuestos y distantes al camino presentado por Cristo a sus discípulos en el sermón de las bienaventuranzas y que hoy nos ofrece el santo evangelio.
Los que son del mundo y viven del mundo, entienden la dicha y el gozo en “obtener para mí”; y, en el evangelio, en cambio, “obtener para los demás”. En los del mundo, la verdad es “lo que cada quien piense y sienta;” y, en los que son de Dios, la verdad es ,la persona de Cristo: su vida, su obra, su doctrina. Solo aquellos que penetran los textos bíblicos con hondura y objetividad, aprenden y reconocen que el cuerpo de Cristo es la única Iglesia que Él Fundó (cf. Mt 16, 16-19) y que esa Iglesia es la columna y el fundamento de la verdad (cf. 1Tm 3, 15). Abren sus oídos de discípulos ante la Iglesia y responden AMÉN; pues reconocen lo que Cristo dijo a sus apóstoles: “El que los escuche a ustedes me escucha a mí, y el que los rechace a ustedes me rechaza a mí y rechaza al que me envió” (Lc 10, 16).
¿Por qué tanta testarudez ante la verdad, el camino correcto y el bien en tantos seres humanos?
Un escrito de San Francisco de Sales nos podría dar la respuesta:
“…Lo que nos hace aficionarnos a lo que es nuestro es la gran estima que tenemos de nosotros mismos; nos tenemos por tan excelentes que cuando una cosa nos afecta la estimamos más, y la poca estima que tenemos hacia los demás hace que llevemos de mala gana lo que a ellos les ha servido».
“Si fuéramos muy humildes y despojados de nosotros mismos, ya no valoraríamos lo que nos es propio y miraríamos como gran honor el servirnos de lo que otros han usado antes». (1)
Fuente:
(1) Documento en línea; Francisco de Sales; Conversaciones: Santa indiferencia; Conversación 8ª. VI, 120; [deiverbum.org/mt-05_01-12/]
Para compartir:
1.- ¿En qué ayudaría a la unidad de los cristianos si se vivieran las bienaventuranzas?
2.- ¿Me he liberado del apego a mí mismo para elegir como bien mayor lo que beneficie al bien común?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc