Apologética en la Liturgia de la Palabra
Jueves Santo de la Cena del Señor, Solemnidad
Lecturas del día: Éx 12, 1–8. 11-14; Sal 115, 12–13. 15–18; 1Co 11, 23–26; Jn 13, 1–15
Comentario:
La gente le anda diciendo “culto” a lo que no es “culto”. Si alguien dice: “¡VOY PARA EL CULTO!”, enseguida piensan: “¡ESE NO ES CATÓLICO!
▪️ ¿Serán “culto cristiano” esas reuniones que hacen?
La Solemnidad de hoy nos da a conocer cuáles son los requisitos necesarios para reunirse y darle el Culto correcto al Dios verdadero.
▪️ El Culto en el Antiguo Testamento:
La celebración de la Última Cena de Cristo con sus discípulos hunde sus raíces en la antigua cena de pascua hecha por los israelitas para salir de Egipto (cf. Ex 12), y en cada celebración cultual hecha por Israel en su tránsito por el desierto hacia la Tierra Prometida. Siempre, el culto se hizo mediante la ofrenda sacrificial (real, no simbólica ni representativa) de víctimas (cf. Ex 9, 1. 13; 10, 7-11; 24-26); porque, sin efusión de sangre no hay remisión de los pecados (cf. Lv 17, 11; Hb 9, 7. 22). Es decir, el culto de los israelitas y de los primeros cristianos no fue para lo que hacen los grupos protestantes en sus reuniones. Son solo relleno de sentimientos, manipulaciones emocionales, canciones y oratorias sublimes que hacen creer que tratan de Dios porque en sus letras “hablan de Él”. De ellos, san Pablo dice: “Cuando os reunís, pues, en común, eso no es comer la cena del Señor” (1Co 11, 20).
Veamos en el texto bíblico de la primera lectura que Dios ordenó como indispensable el sacrificio de una víctima, una res sin defecto, macho, de un año (cf. Ex 12, 1-14). Estas víctimas eran figura del sacrificio de Cristo; debían hacerse, siempre, en un altar consagrado también a Yavhé (cf. Gn 8, 20; 33, 20; Ex 31, 9; 20, 24) y con un sacerdote descendiente de Aarón, de la tribu de los levitas (Ex 39, 41), cuya función principal era la de ofrecer holocaustos a Dios en nombre de todo el pueblo (cf. Lc 22, 8).
▪️ El Culto en el Nuevo Testamento
Jesucristo, el Sumo, nuevo y eterno Sacerdote del culto en la nueva Alianza, no era descendiente de la tribu de Leví, del sacerdocio de Aarón. Es un sacerdocio nuevo, a la manera de Melquisedec (cf. Gn 14, 18-20; Hb 7, 11-19); y es, también Él mismo, la Víctima del Culto cristiano.
“Por eso, al entrar Cristo en el mundo dice: Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, sino que me formaste un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije: Aquí estoy yo, oh Dios, como en un capítulo del libro está escrito de mí, para hacer tu voluntad” (Hb 10, 5-7).
El Altar, es su mismo cuerpo donde se consumó el final del imperio de la muerte y se llevó a cabo la victoria definitiva de la vida y la eternidad. Pero no lo hizo caminando, en el piso, sino ofreciéndose de modo incruento, con pan y vino, en la Última Cena, como Cordero para ser comido en su cuerpo y su sangre; y, de manera cruenta, como Cordero inmolado, en el altar de la cruz. Así que, cultos donde Cristo sacrificado no esté presente, son burlas y desprecios que se suman a los que le propinaron en la crucifixión.
Para compartir:
1.- ¿Para celebrar el culto verdadero a dónde debe acudir un cristiano? ¿Por qué?
2.- ¿Cuáles son hoy los cultos falsos y cuál el verdadero?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc