Apologética en la Liturgia de la Palabra
Sábado Santo, Solemnidad
Lecturas del día: Propias de la Solemnidad de Vigilia Pascual
Comentario:
¿A qué acudimos a esta Vigilia? ¿En qué Misterio estamos inmersos mientras van sucediendo cada uno de los momentos y símbolos litúrgicos de esta magna Fiesta?
Si nos dejamos quedar en la superficie o epidermis de lo que vemos, las luces, el fuego, las flores, el canto; por muy bien vestidos o muy involucrados que estemos en organizar la Liturgia, nos vamos a quedar fuera de la fiesta; ya que allí, en la exterioridad, no es donde está el corazón de la Solemnidad. Participar de la Vigilia Pascual es ir decididos a vivir un acontecimiento espiritual de conversión: morir con Cristo en nuestros propios cuerpos, dando muerte con Él a nuestros propios pecados. Es decir, no se puede participar de esta Fiesta si antes no hemos renunciado al mal obrar, a la injusticia, a la inmoralidad, a la idolatría.
En resumen, en cada Vigilia Pascual los cristianos entran a renovar su bautismo para así nacer a una vida en Cristo; unos, los catecúmenos, para bautizarse y entrar al Cuerpo de Cristo, la Iglesia; y, los demás, los ya bautizados, para renovar cada quien sus promesas y compromisos bautismales de pertenecer y vivir siendo otro Cristo en el mundo.
Dos polos opuestos: el bautismo cristiano y el de las Sectas protestantes:
Aquí yace una extrema diferencia entre lo que entienden las sectas por “bautismo” y lo que en realidad significa este Sacramento para un cristiano. La mayoría de ellos lo entiende literalmente como un sumergirse en agua como tal, y por eso creen y actúan de modo errado, porque piensan que es obligatorio hundirse en las aguas de una piscina, una laguna, un río o una playa para bautizarse; siendo que el hundirse o sumergirse en agua, propio del concepto de la palabra “bautizar,” debe entenderse y vivirse como una experiencia espiritual e interior que envuelve a toda la persona, y que se efectúa bautizándose como Cristo, renunciando a sí mismos para hacer la voluntad de Dios (cf. Ez 36, 24-28; Mc 10, 35-40; Lc 12, 50; Col 2, 11-12; Rm 6, 4), aceptando morir con nuestro Maestro en la cruz para destruir en nuestras propias vidas el pecado existente; y salir del agua con Él, no ahogados, sino vivos y victoriosos; resucitados, con Cristo, por Él y en Él. Si entendemos bien esto, tendremos una mejor comprensión del ser cristianos; de lo contrario, seguiremos siendo hermanos ciegos y divididos.
Éste es el corazón de la fe, el meollo del bautismo. Hasta no entender y vivir tal cual es, el Bautismo y la Vigilia Pascual, ni los protestantes ni los católicos se entenderán entre sí, y cada uno llevará al otro hacia direcciones opuestas y enfrentadas para ir hacia Cristo; dando por resultado, miles de divisiones y sectas. Mientras más cristianos comprendan el verdadero significado del bautismo, más fácil se hará el diálogo ecuménico y más pronto ocurrirá el milagro tan esperado de la unidad plena de todos los cristianos, en un solo rebaño y bajo la guía de un solo pastor (cf Jn 10, 16).
Para compartir:
1.- ¿De qué manera debe un cristiano participar para vivir la Vigilia Pascual?
2.- ¿Qué significa que el bautismo sea un Sacramento necesario de recibir y renovar constantemente, para poder ser discípulos de Cristo?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc