Apologética en la Liturgia de la Palabra
Sábado, I Semana de Pascua. Ciclo A
Lecturas del día: Hch 4, 13–21; Sal 117, 1. 14–21; Mc 16, 9–15
Comentario:
Nuevamente nos encontramos, en la primera lectura, con un episodio que explica el significado de la expresión: “EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS” y, en línea con otras publicaciones anteriores donde hemos refutado la falsa doctrina que enseña que en el bautizo solo hay que invocar a Jesucristo. Hoy añadiremos un elemento de gran importancia.
Esas palabras representan también el acto de predicar, no las propias ideas, sino las enseñanzas que Cristo transmitió a sus apóstoles; y que, a su vez, ellos multiplicaban entre los demás. Manifiesta, además, que Jesucristo era el centro del mensaje del evangelio en boca de los apóstoles. ¡Qué contraste tan grande, entre la verdadera doctrina que debemos creer, y la ponzoñosa doctrina de las sectas que acomodan el evangelio a su conveniencia con tal de poner a los cristianos en contradicción y división, unos con otros, sobre todo, en desobediencia a sus autoridades puestas por Cristo al frente de su Iglesia!
Y, hablando de autoridades eclesiásticas, en la primera lectura también hallaremos una enseñanza muy necesaria para no tropezar en la fe cuando nos sintamos distraídos y contrariados por los errores y deficiencias humanas de un Papa, un obispo, un sacerdote o algún consagrado. A pesar de las deficiencias de Pedro y los demás apóstoles para ejercer el ministerio tan sagrado que Cristo les dio de dirigir la Iglesia.
Fijemos la atención en Hch 4, 13: Pedro y los demás apóstoles, hombres rudimentarios, sin instrucción, a quienes el Espíritu Santo transforma, asiste, y va transmitiendo lo necesario que deben predicar y creer para salvarnos. Esto habla de la infalibilidad papal, y parte, no de mirar las virtudes o defectos humanos del hombre que trabaja para Cristo, sino de la asistencia infalible de Cristo y del Espíritu Santo conduciendo los destinos de la Iglesia.
Y es que, si a los propios apóstoles les costó muchísimo creer que Cristo había resucitado, como leemos hoy en el Evangelio, ¿Cuánto más le iba a costar a los hombres y mujeres de cada generación, creer en la autoridad e infalibilidad de la Iglesia fundada por Cristo, para enseñar la verdad que nos salva?
Para compartir:
1.- ¿Qué enseñanza y crecimiento te ha dado esta publicación?
2.- ¿Qué significa la expresión, en nombre de Cristo?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc