Apologética en la Liturgia de la Palabra
Lunes, II Semana de Pascua. Ciclo A
Lecturas del día: Hch 4, 23–31; Sal 2, 1–9; Jn 3, 1–8
Comentario:
Cristo padeció el desprecio de las instituciones religiosas de su época (sumos sacerdotes, fariseos y escribas) porque no reconocían su divinidad; lo consideraban un simple humano como ellos. Así ven la Iglesia Católica la mayoría de las personas alejadas y separadas, porque aún la desconocen.
La Resurrección de Cristo no iba a exonerar a sus discípulos del paso por la Cruz: Ellos, como su Maestro y Señor, habrían de recorrer también, el tránsito de la agonía, la calumnia, la traición de los suyos, y la crucifixión de sus miembros más Santos; pues Cristo es todo: Cabeza y Cuerpo, Él y su Iglesia. Ella no está excluida de la vocación y el llamado de Dios a dar la vida por la salvación del mundo entero. A lo largo de los siglos, el camino a la gloria de un cristiano sería el de la persecución por parte de quienes se levantan contra Dios, en cada época y generación.
En la primera lectura de hoy podemos ver el ejemplo de Pedro y Juan, quienes sufriendo el rechazo que había vivido su Maestro, dijeron:
«Porque verdaderamente en esta ciudad se han aliado Herodes y Poncio Pilato con las naciones y los pueblos de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien has ungido, para realizar lo que en tu poder y en tu sabiduría habías predeterminado que sucediera. Y ahora, Señor, ten en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos que puedan predicar tu Palabra con toda valentía, extendiendo tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús» (Hch 4, 27-30).
De lo ya expuesto podemos concluir que:
a) Una clara señal para hallar cuál es la verdadera Iglesia de Jesucristo, ha sido, es y será siempre, encontrar la Iglesia más perseguida, calumniada, despreciada por las autoridades y líderes de las naciones y de organizaciones sectarias que simulan ser cristianas y se confabulan siempre contra los ministros y siervos de Jesucristo.
b) Si la persecución y la crucifixión no pudieron acabar con Cristo; tampoco lo podrán hacer con la única Iglesia que es su Cuerpo, la Iglesia Católica. Ella sigue de pie, a lo largo de los siglos, vigorosa y vencedora de luchas intensas dentro y fuera de ella, amenazándola de muerte. Cuando sus adversarios la dan por destruida, ella emerge rejuvenecida de una generación a otra, cumpliéndose de manera siempre victoriosa la promesa de Cristo: «y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt 16, 18). ¡Nosotros pasamos, y ella queda!
c) La Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo es, también, camino y promesa para la Iglesia, en todas las batallas donde ella tenga que morir dando la vida por el Evangelio.
Para compartir:
1.- En los venideros siglos, entre tantísimas sectas que se dicen ser la Iglesia del Señor, ¿Cuál creen estará de pie, y por qué?
2.- La Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, ¿qué anuncio, y promesa le hace a su Iglesia?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc