Apologética en la Liturgia de la Palabra.
Tema: BAUTISMO DE NIÑOS Y SANTÍSIMA TRINIDAD
Fecha: 10 de mayo de 2021.
Lunes VI de Pascua.
Lecturas del día: Hch 16, 11–15; Sal 149, 1–6, 9; Jn 15, 26—16, 4.
Comentario:
Son incontables los motivos de gozo que un católico ha de llevar en su mente, en su corazón, en su actuar. Hoy en la Palabra de Dios encontramos dos:
1. Los niños sí pueden y sí deben ser bautizados.
Leemos en la primera lectura (cf. Hch 16, 14-15) que Pablo bautizó a toda la familia completa de una mujer llamada Lidia. Dice así:
“Una de ellas, llamada Lidia, vendedora de púrpura, natural de la ciudad de Tiatira, y que adoraba a Dios, nos escuchaba. El Señor le abrió el corazón para que se adhiriese a las palabras de Pablo. Cuando ella y los de su casa recibieron el bautismo, suplicó: Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid y quedaos en mi casa. Y nos obligó a ir.”
De no haber bautizado a los niños, Pablo habría advertido, por prudencia, diciendo: “¡MENOS A LOS NIÑOS!”
2. La Santísima Trinidad sí aparece en la Biblia:
Y también, el Espíritu Santo es una Persona Divina, no una mera fuerza o energía, tal como algunas sectas andan diciendo. Veamos:
«Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo». (Jn 15, 26)
A su vez, en el verso siete del capítulo dieciséis encontramos un revelador anuncio de la pedagogía de la revelación, en tres tiempos, de la Santísima Trinidad, para que el hombre pudiese distinguir que, aunque es un solo y único Dios, en Él hay tres Personas con naturaleza divina: Primero, el Padre; por eso dijo Jesús: «Pero ahora me voy donde Aquel que me envió”; enseguida, el Hijo, por lo que dijo de sí mismo que es el enviado del Padre y que a los hombres les convenía que Él se fuera para que pudiera venir a protegerles la tercera de las Personas Divinas: el Espíritu Santo: “les conviene que yo me vaya, porque mientras yo no me vaya, el Protector no vendrá a ustedes. Yo me voy y es para enviárselo.”
Habla el HIJO, refiere al PADRE como persona distinta a Él y anuncia que, en comunión con el Padre, enviará a sus discípulos un Defensor como Él, el ESPÍRITU SANTO, con igual naturaleza divina que el Padre y el Hijo, y con poder y facultades propias de una persona: defender, dar testimonio, para que nosotros también demos el mismo testimonio de comunión.
Para compartir:
1.- ¿Cómo nos pide Dios testimoniar en nuestras vidas la comunión entre las tres personas de la Santísima Trinidad?
2.- ¿Cómo se deduce, en la primera lectura, que Pablo bautizó a los niños?
Elaborada por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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