Viernes, XXV Semana del T. Ordinario
*Lecturas del día:* Qo 3, 1–11; Sal 144, 1–4; Lc 9, 18–22.
*Comentario:*
En el evangelio de hoy, tomado del evangelista Lucas, vemos a Jesús constatando el desconocimiento y la dispersión que el pueblo tiene en torno a Él y a su mesianismo, y prohíbe a sus apóstoles divulgar la confesión que hizo Pedro de que Él es el Mesías de Dios, ya que lo buscaban no tanto por escucharle sino para proclamarle rey o para que les hiciera milagros.
El paralelo del evangelio de hoy, en *Mt 16, 13-19,* deja ver cómo, para corregir a la gente de sus falsas expectativas, Cristo comenzó el anuncio de la faceta dolorosa de su mesianismo(1) y, para darle protección, unidad y pastoreo a sus discípulos, fundó una única Iglesia bajo la autoridad y el gobierno jerárquico de Pedro y los demás apóstoles – y sus legítimos sucesores a través de los siglos –; de modo que no se extravíen ante el caos de voces contradictorias de quienes desvirtúan su identidad y su enseñanza.
La Iglesia es, para cada cristiano, lo que el rebaño para cada oveja: el establo donde se congrega. Es, a su vez, su refugio ante los lobos que asechan para devorarle. Pero, las ovejas no se dirigen solas, ni para entrar al establo ni para salir de él, ni para comer, ni para descansar. Todo lo hacen a la voz de su pastor que cuida de ellas y espanta a los lobos. Así, Cristo dejó al frente de su Iglesia autoridades con el mandato de pastorear su redil y protegerlo de los impostores que, fingiendo ser pastores, se acercan a las ovejas para llevárselas a otros establos donde sólo les dan de comer pasto y agua de perdición *(cf. Rm 16, 17-18; 2Jn 1, 9-10)*
Cada católico debe aprender a cuidarse a sí mismo de los lobos cuando su párroco y los demás hermanos católicos no estén cerca o a su lado, o cuando de ellos sufran reciban ejemplos. Estando solo puede confundirse al ver venir, de una parte y de otra, supuestos pastores de denominaciones muy diferentes, con doctrinas y prácticas que niegan todo lo que la Iglesia Católica cree y enseña, diciéndo cada uno que solo en su “iglesia” se pueden salvar.
Muchos hablaban de Jesús, pero ninguno decía la verdad. _“Jesús les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos ha resucitado.»_ *(Lc 9, 18-19)*
Chocan de frente lo que dice la gente y lo que hizo Jesucristo. Los católicos indiferentes y apáticos, junto a los miembros de las sectas, dicen que no hay nada malo en asistir al lugar que sea con tal que hablen de Cristo. Él, al contrario, no le dijo a sus discípulos que acudieran a esos que andaban diciendo incoherencias de Él. Su respuesta fue recoger a los apóstoles y discípulos en torno a la enseñanza y el pastoreo de su apóstol Pedro y la comunidad apostólica; pues sólo él hablaba guiado por el Espíritu Santo *(cf. Mt 16, 19; Lc 9, 20).*
Este es un signo profético que alcanza a todos los siglos. Ninguno debe irse con cuanta voz hable de Cristo. Sólo deben ir con quien, legítimamente, continúa y prolonga en cada generación y hasta el fin de los tiempos, la sucesión del primado de Pedro entre los apóstoles: el Papa.
*Fuente:*
1] cf. Comentarios de la Santa Biblia de Martín Nieto; Lc 9, 18-21. e-Sword – the Sword of the LORD, with an electronic edge.
*Para compartir:*
1.- _¿Para ir a Cristo sin tropiezo ni extravío a quién debemos ir?_
2.- _¿Qué le sucede a la fe de quien atiende a cuanta voz le habla de Cristo?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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