Sábado, I Semana de Adviento
*Lecturas del día:* Is 30, 18–21, 23–26; Sal 147, 1–6; Mt 9, 35—10. 8
*Comentario:*
Hay un fragmento de la primera lectura de hoy que, interpretado por hermanos protestantes, lo usarían seguramente como flecha incendiaria contra la fe católica, y tildarían de idólatras y adoradores de muñecos a todos los católicos. Dice así:
_“Declararás impuro el revestimiento de tus ídolos de plata y el ornato de tus imágenes fundidas en oro. Los rechazarás como paño inmundo: «¡Fuera de aquí!», les dirás.”_ *(Is 30, 22)*
¡A ver cómo me sale! Te invito a leer en voz alta esto que, de improviso voy a componer:
_Había una vez un señor que se llamaba ’TODO’. Y ‘NECIO’, que era ‘DISTRAÍDO’, sin mirar a ´TODO´, le quitó ‘UNA PARTE’; y, a cuanta persona encontraba, ‘UNA PARTE’ le mostraba y les juraba: _“¡Yo conocí a ‘TODO’! ¡Mírenlo! ¡Esto es ‘TODO’!”_ Y ‘TODO’, que andaba por ahí, le dijo: _“Mírame, ‘NECIO’, que eso no es ‘TODO’! ¡No engañes a la gente! ¡Diles que eso, apenas, es ‘UNA PARTE!’ ¡Eso te pasa por distraído! La próxima vez que vengas a mí, antes de irte, mire a ‘TODO’!_
Espero no te haya hecho nudos en la lengua con este improvisado trabalenguas. Lo que intento, es invitarte a leer unos versos antes de ese fragmento de Isaías, para que apreciemos lo que el NECIO ignoró. Hasta el versículo diecinueve, el autor bíblico relata la aflicción del hombre que espera a su Redentor, al que no podía ver, pues sólo era Espíritu y aún no se había encarnado, no se había revelado:
_“Sí, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, no llorarás ya más; de cierto tendrá piedad de ti, cuando oiga tu clamor; en cuanto lo oyere, te responderá.”_ *(Is 30, 19)*
Dios oye su clamor y le hace una promesa una hermosa promesa:
_“Os dará el Señor pan de asedio y agua racionada, y después ya no se ocultará el que te enseña; con tus ojos verás al que te enseña, y con tus oídos oirás detrás de ti estas palabras: «Ése es el camino, id por él, ya sea a la derecha, ya a la izquierda.»_ *(Is 30, 20-21)*
El Dios oculto hace que el hombre le pueda contemplar. Él mismo, que por ser Espíritu le dijo a Moisés en el Horeb que no hiciera estatuas ni imagen alguna de Dios, pues no había visto allí ni imagen ni representación alguna, al llegar la plenitud de los tiempos decidió darse al hombre, acampar en él, dejarse tocar, abrazar, y al final, dejarse crucificar. El Dios invisible se hizo visible a todos los pueblos de la tierra. ¡Qué hermosas palabras! _“¡Con tus ojos verás al que te enseña!”_ *(Is 30, 20)* Aquellos que fueron contemporáneos a su venida y que estuvieron cerca de él, le vieron tal cual; y, el resto, de todas las naciones y todas las generaciones, le contemplamos y le damos culto mediante representaciones.
*Para compartir:*
1) _¿Por qué en el Antiguo Testamento no habían imágenes para representar a Dios y en el Nuevo sí?_
2) _¿Qué sería de la relación con Dios y de la transmisión del evangelio sin el uso de las imágenes?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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