Apologética en la Liturgia de la Palabra
Fecha: 20 de enero de 2021.
Miércoles, II Semana del Tiempo Ordinario.
Lecturas del día: Hb 7, 1–3, 15–17; Sal 109, 1–4; Mc 3, 1–6.
Comentario:
Hoy quisiera enfocar la formación apologética en atender la gran muchedumbre de paralíticos en la fe que existen en casi todas las familias. Están los que se hacen daño porque consumen droga, porque se entregan a la adicción del licor, la pornografía, la lujuria; y, también, los que dejan a un lado los Sacramentos y la Iglesia fundada por Cristo y ahora viven, como barco a la deriva, de una secta a otra, en la brujería, o en alguna ideología de turno.
¡Hay tantos que declaran no creer en nadie, en ninguna religión!
Primero dejaron la Iglesia Católica, luego fueron a las Sectas y las abandonaron también; ahora, no soportan que les hablen de Dios. Son, en modo alguno, paralíticos en la fe.
Esos heridos podemos ser tú y yo, que, distraídos por el mundo, perdemos fácilmente la atención del plan de Dios para cada uno de nosotros y nos perdemos en cosas que nos destruyen.
Les comparto un hermosísimo mensaje de San Pedro Crisólogo, (1) muy oportuno para estos días que hemos celebrado la Navidad. Espero, pueda tocar heridas y sanarlas:
“La encarnación de Cristo no es normal, es milagrosa; no es conforme a la razón, sino según el poder divino; eso viene del Creador, no de la naturaleza; no es común, es única; es divina, no humana. No se ha realizado por necesidad, sino por poder. Ha sido un misterio de fe, para renovar y salvar al hombre. Aquel que sin haber nacido formó al hombre del barro intacto (Gn 2,7), naciendo ha formado a un hombre a partir de un cuerpo intacto; la mano que se dignó coger arcilla para crearnos, se ha dignado también coger nuestra carne para recrearnos.”
“Hombre, ¿por qué te desprecias de tal manera, siendo así que eres tan precioso para Dios? ¿Por qué, cuando Dios te honra de tal manera, tú te deshonras hasta tal punto? ¿Por qué te interesa tanto saber cómo has sido hecho y no buscas en vistas a qué has sido hecho? ¿Es que toda esta morada del mundo que ves no ha sido hecha para ti?”
”Cristo tomó carne humana para devolver toda su integridad a la naturaleza corrompida; asume la condición de niño, acepta ser alimentado, atraviesa las sucesivas edades con el fin de restaurar la edad única, perfecta y duradera que él mismo había creado. El lleva al hombre para que el hombre no pueda ya volver a caer. Al que había creado terrestre, lo vuelve celestial; a aquel a quien había dado un espíritu humano, le da la vida de un espíritu divino. Y es así como lo eleva todo entero hasta Dios, a fin de no dejar en él nada de lo que pertenece al pecado, a la muerte, al trabajo, al dolor, a la tierra. Esto es lo que nos trae nuestro Señor Jesucristo el cual, siendo Dios, vive y reina con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.”
Fuente:
1] Mc 2, 1-28; “El Nuevo Testamento y su Mensaje;” e-Sword – the Sword of the LORD with an electronic edge.
Para compartir:
1.- Comparte con tus hermanos algún fragmento de la publicación que te haya tocado y ayudado en tu vida personal
2.- ¿En la fe, te consideras una persona sana, enferma, o paralítica?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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