Miércoles, XXIII Semana del T. Ordinario
*Lecturas del día:* 1Cor 7, 25–31; Sal 45, 11–12, 14–17; Lc 6, 20–26
*Comentario:*
Tres temas de mucho interés podemos desarrollar hoy a partir de la Liturgia de la Palabra de Dios de esta jornada; muy útiles para ayudar a salir del error a quienes no entienden por qué los sacerdotes católicos no se casan, por qué los consagrados y consagradas hacen voto de castidad, y por qué Dios cuando prohíbe la idolatría no se refiere a las imágenes cristianas que usa la Iglesia Católica.
*En relación al Celibato y la virginidad:*
El celibato y la virginidad son los dones más elevados y plenos que el ser humano puede ofrecerle a Dios y que Dios puede concederle a todo aquel que haya sido llamado, a tiempo completo, al servicio de la construcción del Reino de Dios; y es, Jesucristo, el principal ejemplo a seguir. El mismo Pablo, hoy en la primera lectura, recomienda a todos, también la virginidad desde el mismo testimonio de su vida. Dijo así a los cristianos de Corinto:
_”Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor. Doy, no obstante, un consejo, como quien, por la misericordia de Dios, es digno de crédito. Por tanto, pienso que es cosa buena, a causa de la angustia presente, quedarse el hombre así.”_ *(1Cor 7, 25-26)*
*En relación a la idolatría*
A este tema apunta directamente la segunda lectura cuando dice:
_“Os digo, pues, hermanos: El tiempo apremia. Por tanto, los que tienen mujer, vivan como si no la tuviesen. Los que lloran, como si no llorasen. Los que están alegres, como si no lo estuviesen. Los que compran, como si no poseyesen. Los que disfrutan del mundo, como si no lo disfrutasen. Porque la representación de este mundo pasa.”_ *(1Cor 7, 29-31)*
Y también, Jesús, en el santo Evangelio, señala:
_»Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto.”_ *(Lc 6, 20. 24-25)*
Aquí es donde está el verdadero nido y peligro de la idolatría, en el aferrarse en extremo a una casa, a un familiar, a un amigo, a una pareja, a una mascota, a un artista, un cantante, un político, o a nuestro mismísimo ego y cuerpo físico; porque el día que la vulnerabilidad haga de las suyas con estos bienes, nos arrastrarán también a nosotros al precipicio. Por eso, en el evangelio, Jesús llama desdichados a los ricos que depositan todas sus esperanzas en su fortuna terrenal, porque la enfermedad o la muerte, o la delincuencia, les va a separar de esos bienes; y, llama bienaventurados, a los pobres de espíritu, porque prudentemente sujetaron su corazón no a bienes caducos e inestables que los ladrones le pudiesen robar, sino a bienes eternos e invulnerables que Dios le multiplicará el ciento por uno.
Es altísimo el peligro autodestructivo que sufren quienes se dejan arrastrar por las falsas doctrinas que le reducen e igualan la idolatría a las imágenes cristianas, mientras tanto hace y deshace con ellos haciéndoles hundirse en la idolatría mediante los apegos a los ídolos derivados del poder, del placer o del tener.
*Para compartir:*
1.- _¿Cómo pueden ayudar la virginidad y el celibato para alejarse de los peligros de la idolatría?_
2.- _¿De qué modos y con qué síntomas se manifiestan en una persona la enfermedad de la idolatría?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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