¿Hasta dónde, hombres, insultaréis a mi gloria, amaréis la vanidad y andaréis tras la mentira? (Sal 4, 3)

*Lecturas del día:* 1Re 17, 7–16; Sal 4, 2–5, 7–8; Mt 5, 13–16

*Comentario:*

Tres fuertes acusaciones nos hace hoy el Señor: _“¿Hasta dónde, hombres, insultaréis a mi gloria, amaréis la vanidad y andaréis tras la mentira?”_ *(Sal 4, 3)* Él es la luz del mundo, y nos hizo a las personas a su imagen y semejanza, para propaguemos su luz en el mundo mediante el Evangelio, que en la parábola de hoy está representado en esos dos símbolos y metáforas: ser la sal del mundo, y ser luz sobre los candeleros y no debajo de las mesas. Reflexionemos y pongamos sobre la mesa, con humildad, algunos de esos modos con que los hombres andamos ofendiendo a Dios:

*Insulto a su gloria:*

Ocurre dentro y fuera de la Iglesia Católica en actos como: tratar de forma irreverente, burlesca y chabacana los Sacramentos, los oficios religiosos; comulgar en pecado grave; manchar la dignidad y santidad del ministerio sacerdotal, de los votos de consagración que hemos hecho a Dios. Ocurre fuera, cuando le dicen demonios a imágenes que simbolizan y representan a la Santísima Trinidad, a Jesucristo, o alguno de sus Siervos que dieron testimonio de santidad; cuando se asiste a los Sacramentos solo por diplomacia institucional; cuando se le atribuyen al Espíritu Santo shows en los que las personas terminan más bien en cuadros esquizofrénicos y posesiones diabólicas. Mucho ocurre este pecado en partidos políticos y pueblos que convierten a su líder en un dios, y le rinden tributos que solo corresponden a la Santísima Trinidad.

*Amor a la vanidad:*

Ofendemos a Dios cuando hacemos del cuerpo una vitrina de exhibición o una máquina para producir dinero, placer, fama y gloria mundana. Cuando en lugar de ir al templo a adorar a Cristo en la Eucaristía los domingos, acuden afanosos a los estadios para rendirle culto y hacerle venias de adoración a un deportista que se destaca sobre los demás por sus proezas y hazañas; cuando, arrastrados por el dios dinero, se acomodan doctrinas manipulando la Biblia para justificar y amasar lucro y fortuna.

*Andar tras la mentira:*

Acusa el pecado de apostasía y traición a la fe recibida de antiguo y desde los primeros cristianos, por ir, como dice en *2Tim 4, 3-4:* _“se apartarán de la sana doctrina y arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades, apartarán a otros de la verdad y se volverán a las fábulas”_ Dice en el evangelio: _“Mas, si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.”_ *(Mt 5, 13)* Así acusa Dios a los dirigentes creadores de sectas, les culpa de pisotear el evangelio luego de haberlo desvirtuado para romper con la sana doctrina y hacerse de una propia al margen de la Verdad.

*Para compartir:*

1.- _¿Por qué se dan en la Liturgia estos llamados de atención de parte de Dios, y pasa el día, y los meses, y no nos enteramos o no se les presta atención?_

2.- _¿En qué modos solemos ofender a Dios, según los tres pecados señalados en esta publicación?_

*Elaborado por:*

Pbro. Héctor Pernía, mfc

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