*Lecturas del día:* Éx 14, 21—15, 1; Éx 15, 8–10, 12, 17; MT 12, 46–50.
*Comentario:*
Hay quienes tratan de justificar sus desprecios hacia la Virgen María, y niegan que ella sea su madre, o rehúsan de orarle para pedirle su intercesión, diciendo que Jesús la negó como madre suya, y de ahí salen a pregonar que ella era una mujer común y corriente como cualquier otra. Uno de los textos bíblicos que usan es el que nos trae hoy el santo Evangelio *(Mt 12, 38-42)*.
Al analizar correctamente dicho texto nos damos cuenta de la mala interpretación que le hacen. Se nota con claridad que Jesús está diciendo que entre Él y sus discípulos hay una unión íntima y profunda. Nos habla de la otra familia que él nos da a los cristianos: la Iglesia. Y María, su madre, es, por cierto, el miembro más excelente y digno de merecer las palabras de honra y reconocimiento que Cristo le otorga a quienes son su verdadera familia. Esto, lejos de opacar ante Cristo y la Iglesia a la Virgen María, más bien la eleva en majestad y honor, ya que ella termina siendo madre de Cristo por motivo doble: madre en la carne, y madre también espiritualmente. En la carne, en cuanto le concibió de su seno virginal; en el espíritu, en cuanto que, aplica a ella, como a ninguno entre los hombres, las palabras usadas por Cristo para presentar a su hermano, su hermana, y su madre: _”Tomen a cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre de los Cielos, y ése es para mí un hermano, una hermana o una madre.”_ *(Mt 12, 50)*
Estamos hablando de dos clases de filiación: la carnal y la espiritual. La filiación espiritual es la que une a todos los hombres, en un solo pueblo y una sola familia, como hijos de Dios, y nos constituye a todos en hermanos. Es la unión tan estrecha que Dios hace con Israel cuando le sacó y le liberó de la esclavitud en Egipto, de la cual nos da testimonio la primera lectura de hoy *(cf. Ex 14, 5-18)*
Algunos piensan que los tales hermanos que están afuera buscando a Cristo son hijos que la Virgen María concibió. No se dan cuenta que allí en ningún momento dice que ella los parió. Lo que nos está enseñando ese pasaje, y también su paralelo en *Mc 3, 21-31* es que, mientras los parientes de Jesús van a buscarlo para hacer prevalecer la condición carnal en su relación con Él; Jesucristo en cambio, les hace ver que más importante que la relación carnal entre él y sus parientes, es su relación y su filiación espiritual.
Toda familia, para que sus miembros sean hijos de Dios, y para que reine en ella el amor, debe pasar de una relación o vínculo meramente carnal, a una relación que los vincule espiritualmente, y los haga hermanos, más que en la carne, en la fe. Conviene invitar a que observemos el *v. 21* de *Mc 3,* y nos percatemos que los tales hermanos que estaban afuera esperando por Jesús, no eran hijos carnales de María, su madre, sino sus parientes.
*Para compartir:*
1-. _¿Qué motivará tanta resistencia entre hermanos no católicos a darle a María el lugar y la importancia que ella tiene para los cristianos?_
2-. _¿Qué une más a tu familia, la filiación y condición carnal o la espiritual?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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