*Lecturas del día:* Is 49, 8–15; Sal 145, 8–9, 13–14, 17–18; Jn 5, 17–30:
*Comentario:*
Jesucristo padeció la negación de parte de los suyos no sólo sufriendo la corona de espinas, el peso de la cruz, la crucifixión o los latigazos. También la sintió al recibir el rechazo de su propio pueblo judío a reconocerle como su Mesías y Salvador.
«Numerosos judíos e incluso ciertos paganos que compartían su esperanza reconocieron en Jesús los rasgos fundamentales del mesiánico «hijo de David» prometido por Dios a Israel (cf. Mt 2, 2; 9, 27; 12, 23; 15, 22; 20, 30; 21, 9. 15). Jesús aceptó el título de Mesías al cual tenía derecho (cf. Jn 4, 25-26;11, 27), pero no sin reservas porque una parte de sus contemporáneos lo comprendían según una concepción demasiado humana (cf. Mt 22, 41-46), esencialmente política (cf. Jn 6, 15; Lc 24, 21).» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 439)
Y así, afincados en sus propias expectativas y aspiraciones en torno a la figura del Mesías, fueron contra el que declarándose Hijo de Dios y Salvador, y le dieron muerte en la cruz.
Hoy, además del pueblo judío, y algunas religiones como Musulmanes e Hindúes, existen denominaciones y sectas que persisten en la negación de que Cristo sea Dios y lo igualan o ponen al nivel de un mero profeta.
El Evangelio de hoy (Jn 5,17-30) nos regala con claros detalles, abundantes y hermosas evidencias que nos revelan la verdad de la divinidad de Cristo:
«Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.» (Jn 5,18)
«Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo.» (Jn 5, 19)
»Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere.» (Jn 5, 21)
«Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.» (Jn 5, 22-23)
»Esto te está invitando a mirar siempre hacia oriente, de donde brota para ti el sol de justicia, de donde nace siempre para ti la luz del día: para que no andes nunca en tinieblas, ni en ellas aquel día supremo te sorprenda: no sea que la noche y el espesor de la ignorancia te abrumen, sino que, por el contrario, te muevas siempre en el resplandor del conocimiento, tengas siempre en tu poder el día de la fe, no pierdas nunca la lumbre de la caridad y de la paz». (1)
*Fuente:*
(1) Orígenes, Homilías sobre el Levítico 9,5.10
*Para compartir:*
1-. ¿Qué elementos bíblicos del Evangelio de hoy nos indican que Cristo es Dios?
2-. ¿Qué debemos hacer para ayudar a muchos a reconocer y aceptar a Cristo como el Mesías?
*Elaborado por:*
Héctor Pernía , mfc
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