*Lecturas del día:* Is 2, 1–5; Sal 121, 1–9; Mt 8.5–11.
*Comentario:*
*¡Un día subirán a la casa del Señor!*
Tanto judíos, musulmanes, grupos protestantes, y demás pueblos del orbe, algún día llegarán a comprender que la ciudad de Jerusalén terrena no es más que una ciudad peregrina, creada por Dios para dirigir los pasos de sus habitantes a la Jerusalén del cielo, la que el libro de Apocalipsis anunció que bajaba del cielo, de junto a Dios, para poner su morada entre los hombres y unirse en nupcias eternas con Cristo (Ap 21, 2) El día que esto suceda se vivirá lo anunciado en el Sal 121, 1-4: ”¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor” (…) Allá suben las tribus de Israel… a celebrar el nombre del Señor….”
*El mismo Altísimo es su Fundador:*
El texto de Isaías y el Salmo de la Liturgia de hoy, apuntan y llevan, bíblicamente, a lo anunciado en el Sal 87 sobre la ciudad de Sión. Dice así: “Pero de Sión se ha de decir: «Todos han nacido en ella», la ha fundado el propio Altísimo.” (Sal 87, 5). Nótese que no habla en tiempo presente, para que no pensemos en la ciudad de Jerusalén terrena, la del Medio Oriente, sino más bien a la futura, la Nueva Jerusalén, la Iglesia. Pero, ¿cuál Iglesia?, ¿Cuál entre tantas que hoy compiten por erigirse como la verdadera? Sólo una; y es ésta la pista para encontrarla: “…la ha fundado el propio Altísimo” La pista nos traslada a un solo lugar; a la Iglesia fundada en Pedro por el propio Jesucristo: “Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.” (Mt 16, 17-19)
*La ley vendrá de la ciudad de Sión:*
La ley que trae Dios para los hombres provendrá, no de la vieja Jerusalén o de la ley de Moisés, sino, más bien, de la ciudad de Sión, la Nueva Jerusalén: la Iglesia. Aquí tropiezan y se estrellan los judíos de hoy y muchos grupos protestantes que, equivocados, caminan hacia el viejo monte de la ley mosaica a buscar las leyes que luego se imponen como cadenas de esclavos (cf. Jer 31, 31-34; Gal 3, 23-29; 4, 1-7; Ef 2, 15-16; Hb 9, 1-15); entre ellas tenemos: el diezmo, la ley del sábado, la prohibición de comer sangre y otras comidas. Dios anuncia un nuevo origen en las leyes, una nueva fuente de legislación, una nueva sede de autoridad. Veamos:
- ”De Sión saldrá la ley. De Jerusalén la Palabra del Señor” (Is 2, 3);
- ”Allí están los tronos para el juicio, los tronos de la casa de David.” (Sal 121, 5)
Ambos pasajes hablan en clave profética, hacia los siglos futuros; y están tejidas con otra profecía bíblica de dos personajes con muchos elementos en común: Eliaquín (cf. Is 22, 20-22) y el apóstol Pedro (cf. Mt 16, 17-19). Se anuncia, en el primero, lo que acontecerá en el segundo: autoridad y paternidad sobre toda Jerusalén, sobre el Reino de los cielos, atar y desatar, regir y gobernar, legislar; y para asistirle y acompañarle en esta misión, Dios establece otros ministros en doce tronos de gloria junto a Él (cf. Mt 19, 28)
*Para compartir:*
1.- ¿Qué otros fundamentos bíblicos y/o teológicos podrían añadirse al tema presentado en esta publicación?
2.- ¿Qué causas pueden estar detrás de la dificultad o negación de varias religiones y grupos, a encontrar o aceptar a la Iglesia Católica como la Nueva Jerusalén, la Ciudad de Sión?
*Elaborada por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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