Lunes, VI Semana T. Ordinario
*Lecturas del día:* Stgo 1, 1–11; Sal 119, 67, 68, 71, 72, 75, 76; Mc 8, 11–13.
*Comentario:*
En las pruebas y las humillaciones, a muchos les cuesta encontrar a Dios, y creen que se olvidó de ellos, o, simplemente, llegan a dudar de su existencia. Más duras son estas pruebas, en sectas de fachada cristiana, y organizaciones tipo multiniveles, dedicadas a la venta de productos, donde le prometen a todos solo prosperidad, y que todas las necesidades en adelante van a quedar resueltas.
Si sabes de alguien en esa situación, esta publicación podría ayudar:
_»Que el colmo de vuestra dicha sea pasar por toda clase de pruebas. Sabed que al ponerse a prueba vuestra fe, os dará aguante. Y si el aguante llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna. El hermano de condición humilde gloríese en su exaltación; y el rico, en su humillación, porque pasará como flor de hierba»_ *(Stgo 1,2-4. 9-10)*
_»Antes de ser humillado, me descarriaba; mas ahora observo tu promesa. Un bien para mí ser humillado, para que aprenda tus preceptos. Un bien para mí la ley de tu boca, más que miles de oro y plata. Yo sé, Yahveh, que son justos tus juicios, que con lealtad me humillas tú. Sea tu amor consuelo para mí, según tu promesa a tu servidor.»_ *(Sal 119, 67. 71. 72. 75-76)*
_»La confianza filial se prueba en la tribulación, ella misma se prueba *(cf. Rm 5, 3-5).* La principal dificultad se refiere a la oración de petición, al suplicar por uno mismo o por otros.»_ [1]
De San Gregorio Magno:[2]
_»En el bienaventurado Job, la vasija de barro experimenta exteriormente las desgarraduras de sus úlceras, pero el tesoro interior permanece intacto. En lo exterior crujen sus heridas, pero del tesoro de sabiduría que nace sin cesar en su interior emanan estas palabras llenas de santas enseñanzas: «Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?»_
Cuando por las calamidades exteriores son creadas las tinieblas del sufrimiento, en lo interior se enciende la luz del conocimiento espiritual.
En efecto, aquel que en el tiempo de los favores se olvida del temor de la calamidad cae en la arrogancia por su actual satisfacción. Y el que en el tiempo de la calamidad no se consuela con el recuerdo de los favores recibidos es llevado a la más completa desesperación por su estado mental. Hay que juntar, pues, lo uno y lo otro, para que se apoyen mutuamente; así, el recuerdo de los favores templará el sufrimiento de la calamidad, y la previsión y temor de la calamidad moderará la alegría de los favores.
*Fuente:*
[1] San Gregorio Magno, _»Tratados morales sobre Job»_ 3,15-16
[2] _Catecismo de la Iglesia Católica,_ n. 2734.
*Para compartir:*
1] _¿Te ha sido de ayuda esta publicación?_
2] _¿Cómo nos educan y nos hacen crecer las pruebas?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc.
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