Liturgia<📖>Apologética
De la Liturgia de la Palabra.
Fecha: 18 de febrero de 2019
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Comentario: Aunque muchos grupos en el protestantismo hicieron distancia ante los errores cometidos por Martín Lutero con su doctrina de la ‘SOLA FE’ como necesaria para salvarse, y con ello, el desprecio y la descalificación de las obras, aún persisten muchos que siguen esa doctrina, y utilizan el episodio de la ofrenda de Caín y Abel que leemos hoy en la primera lectura, para justificarla y propagarla.
Esto lo leí de un chat de estudios bíblicos protestantes:
«Esta es la diferencia entre las ofertas: Abel consagró su oferta, POR LA FE, y Caín trajo su oferta para agradar a Dios POR LAS OBRAS, y NO POR LA FE. Caín confió en su oferta y no en Dios. Abel confió en Dios y no en su oferta. El elemento divisor para agradar a Dios es la fe (Hb 11.6).»(1)
Nótese cómo la dirección va de modo directo, no al tema de las ofrendas en sí, sino a absolutizar la sola fe y a considerar que las obras son inservibles para la salvación. Y líneas después dice: «Es por la fe que recibimos de la Gracia de Dios (Ef 2, 8), nuestras buenas obras nunca pagarán nuestros pecados ( Gal 2, 16; Ef 2, 5).»
La cosa no va por ahí. Caín no agradó a Dios por no obedecer con alegría llevando la ofrenda tal como Dios lo ordenó (cf. Mal 1, 8. 13), cosa que Abel sí hizo (Gen 4,4). Esto demuestra el engaño de la interpretación protestante. Dios sí se fijó en que Caín no obraba correctamente y Abel sí. Uno no obedeció y el otro sí. Así que no es un asunto sólo de fe sin necesidad de obras.
Estamos de acuerdo en que nos salvamos por la fe en la Gracia, pero eso es muy diferente a decir que nos salvamos por la SOLA FE. La sola fe depende de cuan verdadera y sana sea la fe en cada persona, y muchos pueden caer en el error de poner como punto de partida al hombre, siendo que el punto de partida de la salvación es Cristo. Estamos ante un astuto asalto, que autoconcede falsos permisos a la subjetividad y al relativismo, y pone en tela de juicio la universalidad y unidad de la fe revelada. Aquí fue donde Martín Lutero comenzó la mayor grieta y herida de división en el cristianismo, y el imperio de un nuevo evangelio que hoy anda muy de moda: «¡EL EVANGELIO SEGÚN SAN YO!: «lo que yo creo» «lo que yo digo» «lo que yo siento» «lo que el Espíritu Santo a mí me dijo»
Vaya confusión y daño el que ocasionan a la fe y la vida de las ovejas la falsa doctrina de la SOLA FE. Hace tentar y engaña haciendo pensar que el socorrer a los necesitados o el perdonar las ofensas no sirven para salvarse, y también hacer creer que asesinar, robar, mentir o calumniar no sirven para condenarse. ¡Vaya manera la del diablo colar el infierno, usando gente con Biblia en la mano para eso!.
Quien nos alcanza la salvación no es la simple fe del hombre. Es la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que renueva y transforma la vida del hombre. No hay un solo verso en la Biblia donde diga que la sola fe salva y que hacer el bien o evitar el mal no sean necesarios. Más bien, dice lo siguiente:
«Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta. Y al contrario, alguno podrá decir: ¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras. Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe.» (Stgo 2, 17-18)
Fuente:
(1)
http://www.ebdonline.com.br/leccion4.htmPreguntas para compartir:
1. ¿ En qué acciones también actuamos como católicos subjetivamente en nuestra fe?
2. ¿ Cómo vivir armónicamente nuestra relación fe y obras?
Realizado por:
P. Héctor Pernía, mfc
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