Que las sombras humanas de la Iglesia no te separen del camino.
Los errores propios y ajenos educan, y de ellos se aprende; no siempre son motivos para irse, son más bien (en pocas ocasiones), muy buenas razones para permanecer, pues son una señal de que hay mucho por crecer como persona, y por hacer en la Iglesia.
Cuando otros están actuando mal, evita juzgarte intachable (cf. 1Co 4, 4), al ver el pecado de los hermanos católicos. Por el contrario, contempla las grietas y los daños de una Casa de la cual eres parte y también responsable. ¡No te vayas!, si lo haces, quedas como irresponsable por actuar con indiferencia, porque tenías que haber hecho algo para mejorarla, habiendo sido parte de ella.
Abre la Biblia y lee Ag 1, 1-11. Ante todo el mal que te incita a abandonar la Iglesia, reflexiona a la luz de ese texto bíblico y reconoce la voz del llamado de Dios a que metas tus manos en el barro, en la madera, en el cemento y en los andamios, y te pongas a reparar los daños que ves en la Iglesia de la que sientes que te debes ir.
Es un error muy ingenuo y grave, es el pecado de apostasía, romper con la Iglesia Católica para cambiarse a una denominación o secta bajo la supuesta razón de que en ese lugar las personas son mejores y perfectas. Pudiera suceder que tu propia vida espiritual tenga tantas o mayores grietas que las que observas en la Iglesia Católica. Así que evita que te dominen los impulsos y el orgullo; razona a la luz del Espíritu Santo y no de tu propia razón, y actúa sin cometer errores.
Honestidad con Cristo y contigo mismo.
Evita actuar por capricho personal. Haz verdadera oración y pregúntale al Señor con humildad: “Oh Jesucristo, ¿dónde me pides estar? ¿Qué me pides hacer? ¿En qué te puedo servir?”
Cristo te está llamando para levantar la Iglesia en esa comunidad donde vives, sanarla, reconstruirla y fortalecerla; a cuidar en ella a los más frágiles y débiles en la fe.
Justo y honrado ante Dios es quien se queda a reconstruir una comunidad cristiana caída; y no, quien, viéndola caída, la abandona para buscar o fundar otra, prometiendo demagógicamente que esa sí será santa y exenta de errores. Antes de ir a hacer eso, debes primero mirar tu vida en un espejo.
1.- ¿Cómo debe actuar quien siente los impulsos de abandonar la Iglesia Católica, la única que Cristo fundó?
2.- ¿Por qué es un grave error dejar la Iglesia Católica y cambiarse a una denominación o una secta protestante, sin pretexto de que allá las personas son inmaculadas y perfectas?
El contenido fue tomado de la «Guía Bíblica Hospitalitos de la Fe” (6ta. ed.) elaborada por el mismo autor de esta publicación.