Apologética en la Liturgia de la Palabra
NUEVOS ‘JONÁS’ HUYEN DE DIOS
Lunes, XXVII Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: Jon 1, 1—2,1 .11; Sal. Jon 2, 2-5. 8; Lc 10, 25–37
Comentario:
Es de tal profundidad y riqueza la parábola del buen samaritano, que nos ayuda a entender en su conjunto la transición y avance de todo cuanto leemos en el Antiguo Testamento y el Nuevo; nos confirma que el cristiano sigue a Jesucristo mirando desde Él hacia adelante y no gira su cuello ni devuelve atrás sus pasos para tomar ordenanzas antiguas judías y ordenarlas a sus discípulos como mandatos suyos, como sí hacen muchas sectas protestantes.
Cristo es, para el pueblo de Dios, el punto de partida, el fundamento y el horizonte definitivo de nuestra relación con Dios; de Él y desde Él es que emanan los mandatos, las obligaciones, los preceptos y los medios necesarios para salvarnos, y por eso tenemos la Iglesia, que en Pedro y con los demás apóstoles fundó, y los Sacramentos que, a ellos, y a sus sucesores legítimos confió.
Uno de los más grandes sabios y padres de la Iglesia de la antigüedad, San Jerónimo, encontró en la parábola de los Samaritanos, esta preciosa analogía que abraza desde el primero hasta el último libro de la Biblia. Leamos:
“Según un antiguo que quiso interpretar la parábola del buen Samaritano, el hombre que descendía de Jerusalén a Jericó representa a Adán, Jerusalén, el paraíso, Jericó, el mundo, los ladrones, las fuerzas hostiles, el sacerdote, la Ley, el levita, los profetas, el Samaritano, Cristo. Por otro lado, las heridas simbolizan la desobediencia, la montura el propio cuerpo del Señor…. Y la promesa de volver, hecha por el samaritano, figura, según este interprete, la segunda venida del Señor…” (1).
No entender la dirección que debe tomar el cristiano al ir a la Biblia, que debe mirar de Cristo hacia atrás solo para ver y conocer el camino que preparó la llegada del Mesías, y que en Cristo tenemos la plenitud de lo que necesitamos y debemos buscar para salvarnos; pretender dar marcha atrás para arrastrar hacia los hermanos cristianos las obligaciones de la Ley antigua, es actuar y obtener el mismo resultado que san Pablo le advierte a los Gálatas en el verso dos del capítulo cinco: “Cristo no os aprovechará nada».
Ser reaccionarios a esta verdad, es andar, como leímos del profeta Jonás en la primera lectura de hoy: Escapando de Dios, huyendo de Cristo. Esperamos, por la Providencia Divina, y con la fuerza de nuestras oraciones y de nuestros testimonios, que también a los que se apartaron de la Verdad y de su única Iglesia, Dios les envíe algún “cetáceo” que los tome del fondo del océano de sus tropiezos y los ponga a predicar y rescatar a esas mismas almas que hicieron apostatar.
Fuente:
(1) Documento en línea: ORÍGENES, presbítero; Homilía: Imitemos a Cristo con hechos. Homilías sobre el evangelio de Lucas 34, 3.7-9 : GCS 9, 201-202.204-205. [deiverbum.org/lc-10_25-37/]
Para compartir:
1.- ¿De qué modo has experimentado a Cristo como el buen samaritano de tu vida?
2.- ¿Qué te ha dado a entender la comparación y enseñanza que hoy nos dejó san Jerónimo y esta publicación?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc