Apologética en la Liturgia de la Palabra
¿SI NO PAGAS EL DIEZMO, ERES LADRON?
Jueves, XVIII Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
San Lorenzo, diácono y mártir, fiesta.
Lecturas del día: 2Co 9, 6–10; Sal 111, 1–9; Jn 12, 24–26
Comentario:
¿Alguna vez te acusaron de robarle a Dios por no pagarle los diezmos a uno que dice ser pastor? ¡Ten cuidado! Ellos inventan que la ley del Diezmo está vigente, no dicen que Jesucristo y los apóstoles nunca lo pidieron a la gente; ya que este antiguo precepto no pasó a la nueva Alianza. Por lo tanto, ¡no eres tú quien anda robando a Dios, es ese falso pastor que te está robando a ti! Dile que, si va a robar, que no use la Biblia para ello.
¿Cuál es el mandato de Cristo para las contribuciones?
La respuesta la tenemos en los textos bíblicos que leemos hoy en la Santa Eucaristía:
«Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría” (2Co 9, 7).
Ya no es un monto o una tarifa determinada, sino lo que cada uno en su corazón decida dar. Eso deja sin efecto el régimen antiguo del diez por ciento. Dice en Ef 2, 15 que en la cruz Cristo anuló en su carne la Ley con sus mandamientos y sus decretos, eso incluye la ley del diezmo.
Aquí descubrirás al verdadero y al falso pastor. El verdadero, hace la obra de Cristo de liberar de tal yugo a las ovejas; el falso, en cambio, actúa desconociendo la obra de Cristo en la cruz y lo impone.
Del antiguo diezmo obligatorio a la donación generosa de sí mismo
Cristo nos pide, no el diezmo, sino la donación plena de sí mismo a la construcción del reino de justicia y paz. La donación plena y libre de sí mismos corrige los muchos vicios e imperfecciones del antiguo diezmo.
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello” (Mt 23, 23).
Aclárese, que en ningún momento allí Jesucristo está introduciendo el diezmo como doctrina y norma para los cristianos. Él habla en pasado: “Esto es lo que había que practicar, sin descuidar aquello”; una ley que en la cruz iba a derogar. Tenemos al fariseo que vivía engañándose a sí mismo, creyendo que por pagar el diezmo era más perfecto que el publicano que reconocía sus pecados (cf. Lc 18, 12). Y cómo dejar fuera el reproche que Jesús le hizo a los fariseos cuando les sacó en cara la violación que hacían al mandamiento de honrar padre y madre, siempre que se excusaban de no pasarles ayuda porque ya habían separado la ofrenda para entregarla al templo (cf Mc 7, 11).
En lugar del diezmo a juro, la ley de amar:
Cristo nos pone delante una ley mejor: La generosidad en el darse, más que en el dar; quien poco se da, poco cosechará; quien todo se da, mucho recogerá (cf. 2Co 9, 6. 8) En el darse, como un grano de trigo que muere en tierra para dar mucho fruto, no en bienes terrenales, sino en el imperecedero tesoro de la vida eterna (cf. Jn 12, 24-26).
Para compartir:
1.- ¿Conoces casos de dirigentes de sectas que tienen a sus familiares pasando necesidad, mientras ellos acumulan los diezmos y las ofrendas que les entregan sus seguidores?
2.- ¿Qué bases bíblicas fundamentan que el diezmo obligado no aplica a los cristianos?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc